Seguramente lo único positivo de esta desigual y desproporcionada guerra, es la extraordinaria capacidad de los ucranianos para afrontar la dramática situación que están atravesando y sobreponerse al terror y al horror que están padeciendo.

Es difícil, si no imposible, ponerse en la piel de una población que lo está soportando, por lo que habría que hacerles llegar nuestro sentimiento y transmitirles, en la distancia, la energía que puedan necesitar para resistir y hacer frente a la adversidad.

El ejemplo que están dando los ucranianos es admirable y constituye una auténtica lección de dignidad, de fortaleza, de valor y de solidaridad, que debería servir, al menos, para reflexionar sobre el hecho de que un espectáculo tan lamentable se esté produciendo ante los ojos del mundo y de que no podamos hacer nada por evitarlo.

Contemplar, impotentes, este drama humano, es triste, desconcertante y descorazonador, por lo que siempre quedarán en nuestra retina unas imágenes imposibles de olvidar.

Enrique Stuyck Romá