No es fácil alzarse con un premio internacional. Nada le digo con cinco premios de esa categoría que resulta inalcanzable para la mayoría de mortales y más tratándose de un español cuya carrera, siempre en alza, no está precedida por costosas campañas de marketing. Para David Rivas no hay nada imposible. El genial compositor toresano, tal y como recogía fechas pasadas nuestro periódico, ha sido galardonado con la medalla de plata de los Global Music Awards, con sede en la californiana San Diego.

Me pasma la tranquilidad, la sobriedad, la humildad de David que es un Goliat de la composición y que sin embargo pasa por los premios sin hacer ruido. En otra provincia más agradecida que la nuestra, le habrían recibido en las instituciones con todos los honores, se le habría dedicado una calle o se le habría hecho un monumento. En Zamora, no. Y Toro es de Zamora. David sigue con sus clases en el instituto, su natural día a día, sus amigos de siempre, sus hábitos y costumbres y esa sencillez que forja su personalidad y lo hace grande a los ojos de todos.

En esta ocasión, el reconocimiento lo ha obtenido merced a un álbum, un completo y extraordinario trabajo que lleva por título: “Miradas”. Sostenía Bécquer que “El alma que hablar puede por los ojos, también puede besar con la mirada”. Los expresivos ojos de David son en verdad de los que hablan, por eso cada mirada suya es un beso lleno siempre de gratitud. Quiero creer que David es profeta en esta tierra. Donde lo es, sin reparo alguno, es en Estados Unidos, en la costa este y en la costa oeste.

Gusta la música del maestro Rivas por aquellas latitudes. Le toca competir con lo más granado de todo el mundo y siempre consigue el reconocimiento de un jurado y un público la mar de exigentes. Algo tienen las ‘miradas’ musicales de David que encandilan. Y es que lo importante se halla en la mirada, no en aquello que se mira. Y la mirada de David es limpia, es transparente, te atrapa. Me encanta que allende los mares se den cuenta de ello y que sigan lloviéndole los encargos, aquí y allá. Si por aquí entendemos Zamora, no es que esta ciudad y provincia sean muy generosas con el maestro Rivas, por lo menos sabemos que su música suena en la Semana de Pasión. Sus composiciones encajan a la perfección con el gusto por las marchas de Semana Santa.

Enhorabuena, maestro. Esto no ha hecho más que empezar. Tu medallero será espectacular no tardando mucho. El mundo necesita tu música y tu mirada.