Qué bien se dispara con pólvora ajena. A propuesta de JxCAT, el PSOE y sus socios de Gobierno han aprobado que el Gobierno gaste un millón de euros en traductores. Es una cuestión de lesa humanidad. Es una cuestión urgente para España y los españoles. Es lo prioritario en estos momentos, con Puigdemont recién detenido y puesto nuevamente en libertad para mayor Inri, y la isla de La Palma sufriendo un verdadero infierno. ¡Mal rayo les parta!

En lugar de invertir esa cantidad en los isleños, en recuperar sus haciendas, en darles una vivienda digna, JxCAT, prefiere usar sin restricciones el catalán, el gallego y el euskera en toda la actividad parlamentaria de la Cámara Alta y que ahora está limitado a las mociones en pleno. Es un despropósito, en plena crisis, con miles de trabajadores en ERTE y otros tantos en paro, con una España que se desgaja y resiente, con miles de negocios cerrados, con la luz haciendo historia todos los días y con un hartazgo generalizado que se traslucirá, diga lo que diga el CIS de Tezanos, en las próximas elecciones.

El idioma común de todos los españoles es el de Cervantes, por el que nos conocen en todo el mundo. No entiendo el ninguneo del Gobierno de España y la demonización que del castellano hacen los independentistas catalanes. Los caprichos independentistas nos están saliendo muy caros a los españoles. El Gobierno de la parsimonia y las concesiones a fondo perdido está cabreando a todo el mundo, incluidos muchos socialistas de bien que ya no hablan solo de deriva, hablan también de degeneración de la vida política y de las distintas actuaciones del Gobierno.

Este derroche, este despilfarro es imperdonable. Un millón de euros dan mucho de sí para tratar de paliar tantos problemas como tiene la España real, esa que Sánchez no conoce, siempre en las nubes merced al ‘Falcón’. Es curioso que la Generalitat y el Parlamento catalán no respeten a los castellanoparlantes a los que incluso atacan, faltándoles al respeto, y vengan al Congreso de España que ha dejado de ser templo de la Democracia, para imponer sus tesis y criterios. Las minorías mandan, arropadas por las mini mayorías de PSOE y Podemos.

Un disparate más que nos sale caro de narices y que pagaremos todos los españoles, los mismos que pagamos el desorbitado recibo de la luz. Los mismos que callamos y parece que otorgamos que algunos se salgan con la suya que no es la de todos. Los mismos que cuando vienen mal dadas somos los primeros en salir mal parados. Nuestra pólvora, al servicio del independentismo.