La sana alegría de los sanabreses y la pompa de las autoridades con la que se ha inaugurado recientemente la estación de tren de Otero pero con el nombre genérico de toda la comarca sanabresa, parece que nos ha hecho olvidar que Sanabria ya tiene tren desde hace muchos años y que ésta no es la primera estación de ferrocarril sino la sexta, porque existen las de Robledo, Puebla, Pedralba, Requejo y Lubián –todas de Sanabria. Y si sumamos las aledañas de la vecina Carballeda, sería la octava estación existente con las de Linarejos-Pedroso y San Pedro de las Herrerías.

¿A qué viene por lo tanto tanta sana alegría del pueblo, obligada pompa y boato de las autoridades, y vacuos discursos y declaraciones políticas?

A primera vista podríamos concluir que es porque se trata de la primera estación del AVE de la comarca, que además se ha retrasado tanto que los ávidos viajeros de alta velocidad desde Madrid han tenido que llegar hasta la comunidad gallega para bajar del tren en A Gudiña y volver a Sanabria finalmente en autobús ¡Todo un alarde de rapidez ferroviaria e ingeniería logística! Poder bajar en Otero de Sanabria es un ahorro de tiempo, una ventaja para los visitantes de la comarca, un aliciente más para el conocimiento y promoción de la zona, y un orgullo y recompensa merecida para los sanabreses que tuvieron que hacer el camino contrario para ganarse la vida en la capital de España. Y más allá.

Pero en el fondo toda esa alegría demostrada en la inauguración sobre todo por los sanabreses y los zamoranos enamorados todos de Sanabria, respondía a que es la única estación de la comarca que está abierta, sí, y puede que tal vez con personal de carne y hueso trabajando, según se dice en las crónicas periodísticas de tamaño evento. Y por supuesto que es un evento digno de celebrar la apertura de una estación de ferrocarril en esta provincia donde se han cerrado prácticamente de golpe o poco a poco todas las estaciones que en su día se inauguraron lo mismo: de golpe o poco a poco.

Porque inaugurar con mayor o menor boato no es garantía de permanencia de las instalaciones. La hemeroteca de El Correo de Zamora nos recuerda que el 24 de septiembre de 1952 nada menos que “el Caudillo inauguró el ferrocarril Zamora –Puebla de Sanabria”. Y lo hizo: “Entre las aclamaciones incesantes del vecindario de todos los pueblos concentrados en las estaciones”.

“Los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla”, y no queremos que de la inauguración de la estación “Sanabria” del Ave nos quede sólo la pompa y el boato en las hemerotecas de la triste historia de ferrocarril zamorano

Esos mismos pueblos que, además de los citados, hoy mantienen a duras penas sus estaciones cerradas y arroñándose: La Hiniesta, Andavías, Manzanal-Santa Eufemia del Barco, Carbajales de Alba, Losacio-San Martín, Ferreruela de Tábara, Abejera, Sarracín de Aliste, Cabañas de Aliste, y la Torre de Aliste-Pobladura. De ellas tres eran apeaderos, pero hoy lo son todas porque no está abierta la estación y sólo para un tren de ida y otro de vuelta amenazado de supresión por falta de rentabilidad. La última que se vino abajo, la estación de la Hiniesta, no fue por el paso del tiempo sino por el paso del Ave, que la desmanteló para la base de montaje de su vía.

Tampoco la inauguración es garantía de éxito y desarrollo de la zona. En un artículo de la Memoria Corporativa de Zamora del año 1949 se decía respecto a la línea entre Zamora y Puebla: “Cuando un adelanto en tal sentido se acentúa, aumenta el optimismo en las clases productoras de las zonas afectadas; y el íntimo convencimiento de los beneficios que este ferrocarril ha de proporcionar en general es tan fundado, que anticipadamente puede asegurarse cuáles serán, sin el menor temor a equivocación. La provincia de Zamora no tardará mucho en confirmarlo”. Confirmado: hoy nos despoblamos a dos mil y pico zamoranos al año.

Y sin embargo hace unos días en la inauguración de la primera estación sanabresa del AVE, nadie quiso acordarse de las estaciones, viaductos, túneles, dinero, trabajo y vidas de trabajadores que costó hacer una línea que no tiene quien le escriba porque se está abandonando. Prueba de ello es que el máximo responsable regional no dudó en defender en el acto de inauguración el Corredor de Transporte del Atlántico, del que han excluido a la provincia de Zamora para que los enlaces ferroviarios con los puertos gallegos se hagan por León. Otro olvido más.

Y como de la memoria histórica se aprende, en estas fechas en las que se quiere recuperar la triste historia de España, también quiero recuperar otra cita de la Memoria Corporativa del año 1949 que recoge Trenzamora en su web: “Reconociendo que la totalidad de la línea Zamora-Orense no resulta fácil su terminación, hemos de repetir la necesidad de que el trozo Zamora-Puebla de Sanabria sea puesto en marcha sin nuevos aplazamientos; y entre tanto, ante la premura de la necesidad, (…) que el Gobierno decretase lo que la Cámara de Comercio de Zamora tan fundadamente ha propugnado: la derivación del tráfico ferroviario del centro de la península con Galicia por vía Zamora- Astorga, con lo cual se ahorrarían 55 kilómetros de recorrido”.

Cita que incluye Astorga y nos recuerda que ahora se ha abierto una estación del AVE pero hace 36 años se desmanteló la Ruta de la Plata con sus 14 estaciones de otros tantos pueblos y ciudad de Benavente que hoy no tienen siquiera un triste apeadero.

Las 14 estaciones desafectadas de la Ruta de la Plata, las 16 sin uso entre Zamora y Puebla, la derribada de La Hiniesta y las 3 entre Medina del Campo y Zamora también cerradas (Fresno de la Ribera, Monte la Reina y Coreses), son 34 estaciones que en su día se inauguraron con todo el boato y toda la ilusión, y que han acabado cerradas por decisiones de las mismas autoridades de los discursos y la pérdida de ilusiones y de gente entre el pueblo llano.

Sirva este escrito de homenaje a quienes construyeron las vías de ferrocarril al progreso y a quienes guardan su memoria. Porque “los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla”, y no queremos que de la inauguración de la estación “Sanabria” del Ave nos quede sólo la pompa y el boato en las hemerotecas de la triste historia de ferrocarril zamorano: con su vía muerta de la Ruta de la Plata, que no tiene quien la reabra entre nuestras Tierra del Vino y de los Valles; con sus estaciones convertidas en apeaderos donde apenas bajan y suben viajeros al tren.

De la defensa del ferrocarril en Zamora no nos vamos a apear.