Esta sí que es una noticia para enmarcar. ¿Quién de ustedes no ha jurado en arameo cuando en plena siesta, mientras ronca a placer, suena el teléfono y una voz, generalmente dulce y melosa, le ofrece el oro y el moro si se cambia de compañía o acepta una oferta irrechazable? Todavía entre los vapores del sueño, usted tarda en reaccionar y lo que menos se le ocurre es ponerse a comparar lo que le prometen con lo que está pagando, en saber si se ahorrará algo o tendrá mejor servicio o si le darán dos boletos para la rifa de un móvil con teclado de nácar. Lo más probable es que suelte un exabrupto, cuelgue de mala leche y dé por perdida la siesta con todo lo que ello significa. Conozco gente a la que le ha pasado algo parecido a altas horas de la noche, tras la cena y en pleno atracón de tele, y la reacción ha sido muy similar a la de los de la siesta. ¿Y qué decir de las llamaditas en festivo mientras te estiras en la cama, miras el reloj y disfrutas de antemano de otra cabezada?

Pues, oiga, parece que todas estas odiseas diarias van a terminar definitivamente. Se acabaron los ring-ring y los soniquetes a deshoras. Movistar, Orange, Vodafone, MásMóvil y Euskatel han firmado hace unos días un código deontológico para impedir las prácticas de televenta agresiva, es decir para ponerse el bozal a sí mismas y echar el freno al coñazo de las molestias. ¡Jo, qué bien, brindemos por el pacto, felicitémonos todos y preparémonos para unas siestas como dios manda y sin miedo a interrupciones y ruidos no deseados, albricias, aleluya!

Sin embargo, la dicha no es completa. ¿Qué se creían ustedes que todo era blanco y migao? Siempre pasa lo mismo, queda por ahí flotando algún pero, alguna quisicosa que ensombrece la alegría inicial. En este caso, no se trata, no, de letra pequeña que oculte matices tenebrosos o poco edificantes. Se trata simplemente de que estas compañías firmaron un código similar en 2010, o sea hace ¡¡¡once años, once,!!! y lo han incumplido cuando han querido, es decir muy a menudo, según han denunciado las asociaciones de consumidores y según hemos podido comprobar cualquiera de nosotros.

Movistar, Orange, Vodafone, MásMóvil y Euskatel han firmado hace unos días un código deontológico para impedir las prácticas de televenta agresiva, es decir para ponerse el bozal a sí mismas y echar el freno al coñazo de las molestias.

-A ver, a ver, que yo me entere: dice usted que hace once años los mismos firmaron lo mismo, se lo han saltado por el método Medaga (me da la gana) y ahora repiten la primera parte del proceso para que veamos lo mucho que se preocupan por nuestro reposo y nuestro bienestar, comenta el señor Estigmito, sorprendido e incrédulo.

-Esperemos que ahora sí cumplan por la cuenta que les tiene. No solo por el cabreo del personal, sino también, y eso es lo que más les duele, por las multas que han ido recibiendo, puntualiza el señor Ilercaón, más enterado y optimista.

-Esperemos, pero no sé yo, no sé yo.

Tiene razón el señor Ilercaón. Hay compañías que andan escocidas por el volumen y la cuantía de las sanciones recibidas. Por ejemplo, la Agencia Española de Protección de Datos ha impuesto a Vodafone multas por valor de 10 millones de euros (la última de 8,2 en febrero). Más Móvil ha sido sancionado con 990.000 euros; Telefónica, con 465.000 y Orange con 170.000. ¿Ha influido esto en la decisión de renovar el compromiso incumplido del 2010? Probablemente, al igual que las reiteradas quejas de usuarios y asociaciones y las llamadas de atención de Europa.

El caso es que el nuevo código es más restrictivo para esas llamadas comerciales que tanto le atosigan a usted. (Siempre me ha preguntado si servirán para algo o solo para cabrear al receptor). A partir del 1 de octubre, únicamente se permitirán entre las diez de la mañana y las nueve de la noche. Y desde el 1 de enero del 2022 se prohibirán entre las tres y las cuatro de la tarde, durante la añorada siesta sin estorbos. Los fines de semana y festivos, silencio total. Además, los consumidores incluidos en la Lista Robinson (los que rechazan recibir comunicaciones comerciales) no serán contactados, y se limita a tres intentos el número de llamadas mensuales a los usuarios.

Como suele afirmarse, el papel lo aguanta todo. El código firmado por las cinco compañías presenta pocas dudas. Beneficia al consumidor, recoge sus protestas y le ofrece un marco de tranquilidad y sosiego que hasta ahora no tenía o que era vulnerado con harta frecuencia. ¿Y por qué no respetaron tan respetables firmas el acuerdo de 2010? Vaya usted a saber. Aquí somos especialistas en saltarnos las normas por la jeta. Tanto que hemos inventado un proverbio para tales situaciones: quién hace la ley hace la trampa.

-Por eso sigo yo con la mosca tras la oreja, corrobora el señor Estigmito.