Se atribuye a Napoleón Bonaparte el aforismo de que la derrota es huérfana pero la victoria tiene mil padres. El resultado de las elecciones madrileñas lo ha demostrado de nuevo a uno y otro lado del fiel de la balanza de las ideologías y las propuestas políticas.

Hoy casi nadie habla mal de Ayuso, incluidos quienes que desde filas ajenas, propias o cercanas la criticaban hasta hace solo unas semanas. La tachaban de loca e irresponsable por su línea política valiente a la hora de enfrentarse a una pandemia que, además de llevarse por delante más de cien mil vidas en el conjunto de España se va a llevar, con el decidido impulso del gobierno de la nación y la indiscutible colaboración de los gobiernos autonómicos, una parte nada despreciable de nuestra economía y cientos de miles de puestos de trabajo por cuenta ajena y de autónomos.

Así que quienes llevamos meses diciendo y escribiendo en espacios periodísticos, ámbitos de opinión política y de representación empresarial o de autónomos que por mucho que todos fueran en una dirección diferente a la de Ayuso y su equipo, eso no quería decir que ellos acertaban y ella se equivocaba, nos encontramos ahora con la avalancha de quienes tratan de apuntarse a un éxito electoral que lo único que evidencia es que, en su conjunto, los ciudadanos de la Comunidad de Madrid han tenido mejor criterio ante las urnas que los políticos que nos gobiernan en España y el resto de Comunidades Autónomas.

El triunfo de Ayuso es el de la política comprometida y liberal. El de la gestión eficaz también, pero ese es el resultado de una decisión clara y previa en favor de arriesgar con valentía su propio puesto y futuro político buscando, por el bien de su comunidad, un camino distinto al que se demostraba fallido. Aquí lo has leído, estimado lector, la salud, la prevención y la seguridad sanitaria no están reñidos con el mantenimiento de la actividad económica. Eso es así por mucho que con la colaboración por pasiva del presidente regional Fernández Mañueco, nuestro vicepresidente Igea -al que he leído, no sin bochorno por lo “peloteril” e hipócrita de su exposición, estos días en “El Confidencial”, diciendo que Madrid ha gritado libertad en contra de lo que él, en actuación antiliberal y fracasada, ha practicado aquí, sin que conste que haya dimitido aún- y nuestra consejera de Sanidad, superada por los acontecimientos desde el primer momento como ha mostrado en cada rueda de prensa, se hayan empeñado como otros “lidercillos” regionales en encerrarnos lo máximo posible, no permitir la movilidad ni la actividad económica, prohibir en la práctica la hostelería o cargarse el turismo mientras criticaban y casi criminalizaban a Ayuso y los madrileños.

Ayuso y su equipo han mantenido el tipo con el respaldo de Vox y la no intromisión de la dirección nacional de su partido, a pesar de sus propios socios de gobierno de Ciudadanos ahora fulminados por las urnas, del ataque brutal e inmisericorde de la izquierda, las televisiones y buena parte de la prensa y de compañeros de partido de otras regiones. Ahí está su mérito y el reconocimiento de sus ciudadanos. El resto deberían ir aprendiendo. No lo harán.

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