¡La que ha liado Filomena! No ha dejado títere con cabeza, por tierra, mar y aire. Lejos de pasar de puntillas por el invierno español, se ha dejado sentir con toda su fuerza. La contundencia de su nombre tenía que habernos puesto sobre aviso: Filomena. Un nombre lleno de fuerza, categórico, concluyente y eso a pesar de su significado porque, entre otros muchos el nombre de Filomena, de origen griego, significa “aquella que ama la música” y también “la muy amada”. Filo amará la música todo lo que quiera, pero lo de “la muy amada”, en lo que a España respecta, no creo que se cumpla.

Tardaremos mucho en olvidar a Filomena. A ver, ¿quién se acuerda de Alex? ¿Y de Clement? ¿Y de Dora y Ernest? Nadie. Sin embargo fueron los nombres que recibieron las borrascas que nos visitaron el último trimestre del pasado año. Por cierto, Filomena está entre nosotros, desde el pasado diciembre. Le ha debido gustar eso de ser protagonista indiscutible de todos los telediarios y de todas las portadas de prensa porque da la sensación de que no quiere irse.

Lo que no entiendo es por qué se ha dado en comparar a la Filomena meteorológica con la santa, virgen y mártir de la Iglesia cristiana, martirizada bajo el mandato del emperador romano Septimio. Además, la festividad de la santa nacida en la isla griega de Corfú, se conmemora el 11 de agosto. Bien es verdad que la Philomena santa, nació un 10 de enero, pero falleció un 10 de agosto, aunque fue canonizada un 30 de enero, a lo mejor de ahí el bautismo meteorológico que ha recibido la presente borrasca, ¡ojo!, todavía no se ha ido.

Si alguien piensa que Filomena ha roto todos los moldes y que después de Filomena sanseacabó, que vaya cambiando el chip. Cada mes del presente año contará con borrasca en propiedad, todas con su nombre propio. Filomena compartirá este mes con Gaetan que todavía no nos ha sido presentado. A partir de febrero iremos conociendo no sé si con la misma furibunda a Ignacio, Justin, Karim, Lola, Mathieu, Nadia, Paula, Rodrigo, Sofía, Tristán, Viviane y Walter entre otros. Cierto que ninguno como Filomena que se ha traído consigo su propia ciclogénesis.

Los transportistas patrios, lejos de ponerle un altar como a la santa griega, la van a mandar directamente a los infiernos. No me diga que no, estos días han sido un infierno, sobre todo en carretera. Voy a escoger entre los ‘atributos’ que corresponden a santa Philomena, la flecha y el látigo, me vienen de perilla para meter en cintura a la Filomena meteorológica.