Pues sí, es un poco pronto para saber si Melchor, Gaspar y Baltasar nos han traído todo aquello que más anhelamos, lo que a buen seguro ha sido la petición de la inmensa mayoría de zamoranos. Hablo de la salud. Hay que darle tiempo al tiempo. Será esta primera quincena de enero o posiblemente la segunda cuando conoceremos los estragos que haya podido hacer el relajo navideño de tantos. Hablo de los que parece que se han tomado a broma lo complicado del momento, lo complicado de esta situación.

Solo espero y deseo que no tengamos que mesarnos el cabello por no haber hecho bien los deberes, ni volver a derramar el mar de lágrimas del trimestre ‘horribilis’ que vivimos el pasado año. Algo está pasando en la vieja Europa, algo no se está haciendo bien, para que el azote sea mayor que en el resto de continentes del mundo. Me gustaría saber si el magín no les da más de sí a los dirigentes europeos. No hay más que ver las medidas adoptadas por el Reino Unido. Medidas que el resto de países de la Unión deberán plantearse so pena de caer rendidos ante este inmundo ‘bicho’ que nos está amargando la vida.

Apueste lo que quiera a que Sus Majestades, los Reyes Magos de Oriente, han tenido en cuenta todo lo que se les ha pedido, más allá de lo material que a día de hoy apenas tiene importancia. Ellos lo atienden todo, somos nosotros, lo digo y repito hasta la saciedad, los que fallamos, los que en lugar de realizar un constante ejercicio de responsabilidad en nuestro día a día, nos hemos puesto todo por montera y ahí es donde nos la jugamos todos los días.

Hoy es el día de los niños, no vamos a amargarles la fiesta que tradicionalmente se endulza con el típico roscón de Reyes, pero hay que pensar más allá de esta jornada, cuando todo vuelva a la normalidad posnavideña, que de normalidad no tiene nada y Vicente Vallés y compañía inicien los telediarios con noticias nada halagüeñas, en las que siempre aparecen reproches directos o velados debido a los comportamientos de seres supuestamente humanos.

Hoy es un poco pronto para todo o casi todo, o puede que no, soy optimista por naturaleza pero debo decir que no sé si es un pálpito o pura intuición, me da que nos van a dar malas noticias no tardando mucho. A lo mejor, si juntamos los buenos deseos de la mayoría con las dosis de esperanza que todos nos hemos inyectado en vena, puede más esa fuerza que la realidad que se presiente.