Un día, en concreto el 12 de noviembre y en la página 19 de este periódico, leía la información firmada por Irene Gómez y veía la foto del Molino Matarranas en Villamor de Cadozos. Asociaciones y vecinos por la reparación del molino de Villamor era el titular. En el texto se lee que el molino no es más que un ejemplo del abundante patrimonio de Sayago que se va perdiendo. De estos molinos o restos de ellos y aceñas he visto en esta zona, Salce, Roelos, Carbellino y otros lugares, varios. Ciertamente en estado ruinoso. Pero vestigios de la laboriosidad de otros tiempos y del ingenio para aprovechar cualquier posibilidad en orden a reelaborar sus productos. En este campo sus granos que eran transformados en harina. Y además empleaban lo que hoy llaman energía limpia. El agua de la lluvia que represaban con tierra del mismo cauce. Eso sí que era protección medioambiental. Y aprovechamiento de todos los recursos posibles. Ahorro y nada de malgastar. Casualidad o efecto de la información. Dos días después el mismo periódico publica la siguiente información: El ayuntamiento estudia arreglar el molino de Villamor de Cadozos. El alcalde de Bermillo inspecciona la aceña con un técnico para elaborar una memoria y valorar los costes de la reconstrucción. Y de nuevo se documenta con otra foto de mejor calidad y con los dos personajes. Honra al alcalde que sin perder tiempo al día siguiente de la publicación se calzó las botas y se fue bien acompañado para ver el deterioro porque este molino es el último que se mantenía en esta rivera, es una construcción singular y es una pena que se pierda. ¿Cuántos se perdieron ya para siempre? El derrumbe de este ingenio hidráulico forma parte de un patrimonio valioso y cuantioso de Sayago. Solamente en Roelos hay más de 2000 kilómetros de cercas de un metro de altura en piedra granito seco (sin argamasa), construidas hace siglos y cuya puesta en valor y limpieza de zarzas sería de gran atracción turística. Y pienso como se gastan a veces cantidades importantes por ejemplo para recuperar unos metros de murallas o acueductos y aquí se podrían tener con menos inversión mejores rendimiento y más diversificados. Esto sería un reparto más equitativo.

Informaciones de esta naturaleza se ofrecen muchas. La pericia del o de la periodista, una vez levantada la liebre en seguirla para ver cómo sigue, no sea que se trate de pan, consuelo y esperanza para hoy y olvido al rato siguiente. Si por ejemplo se toma en serio lo que se anuncia en la página 18 del día 12 de que la Junta recupera seis viviendas para el alquiler social en los pueblos. Si otras entidades siguen su ejemplo, tendremos empleo para muchos, producción, venta y compra de materiales de construcción en abundancia y pueblos hermosos. El censo en la provincia de casas, pajares, almacenes, cuadras, naves en estado de gran deterioro supera el millar. Cuando camino por pueblos y campos pienso que en España y por ende en la provincia no tendría por qué haber nadie en paro o cobrando por no hacer nada. Mientras se espera un trabajo propio para las capacidades, preparación y competencias de cada desempleado, arreglar caminos y otras labores en el medio rural, puede hacer cualquiera con buena voluntad. Es digno de elogio el programa de ayuda para contratar a personas por parte de los ayuntamientos que hacen prácticamente de todo. Limpian calles, desinfectan las mismas, podan árboles, arreglan jardines, limpian caminos, raparan pequeñas cosas de tuberías. Vamos que los pueblos que tienen esta suerte han mejorado y mucho. Ojalá su número se viera notablemente incrementado.