Actualmente hay lugares y espacios que están perdiendo protagonismo, por lo que alguna de las consecuencias está siendo la pérdida de nuestro patrimonio arquitectónico. La casa tradicional sanabresa está sufriendo una lenta y dolorosa agonía que hace del sufrimiento su último y fiel compañero de viaje. La vida en los pueblos ya no es como antaño, menos aún se mantienen oficios que estaban en gran sintonía con el entorno. La casa sanabresa estaba muy ligada a la ganadería, pero con la pérdida paulatina de esta actividad, y la despoblación de los pueblos, nos conducen a una irremediable desaparición de esta característica casa sanabresa. Si no se buscan alternativas, pronto solo quedarán en el recuerdo de nuestros mayores.

Habrán pasado alguna vez por alguna de las carreteras comarcales de Sanabria que atraviesan pequeños pueblos donde nos quieren mostrar resquicios de una vida pasada, que en algún momento se paró el tiempo, empezando entonces su declive. Lo podemos percibir perfectamente observando el deterioro de las casas tradicionales sanabresas, muchas de ellas en estado ruinoso. No se han preguntado alguna vez quién vivió allí, por qué la han dejado caer, y por qué no levantarla de nuevo.

La recuperación de este tipo de arquitectura en otras comunidades, como en Galicia y Asturias, es un hecho contrastable. Si han viajado últimamente por allí, habrán podido observar la gran cantidad de hórreos que se están recuperando, así como en algunos lugares de Asturias, se puede apreciar también la recuperación de su arquitectura tradicional, reflejada en sus casas de doble balcón que se adaptan perfectamente a los rigores del clima de aquellos lares. Pues en Sanabria, nosotros también tenemos nuestra casa tradicional, y debemos sentirnos orgullosos de ella.

La casa tradicional sanabresa se distribuye teniendo en cuenta las necesidades del ganado, las labores del campo y de la economía familiar. Algunas tienen una estructura regular y otras se iban integrando a las antiguas construcciones otras nuevas formando estructuras más complejas. Se completaba con espacios como la bodega, la panera, los establos o los pajares. Por lo tanto, existen varias tipologías de casa sanabresa. La de dos plantas se construía para que en la planta baja quedase el ganado resguardado, y la planta superior era donde vivía la familia. Esto hacía que se aprovechara el calor que desprendían los animales para calentar la casa. Eran entonces las primeras casas bioclimáticas de la época, totalmente sostenibles y respetuosas con el entorno. Y entre los materiales más utilizados estaban el granito, las cuarcitas y las pizarras, mayormente empleadas para los tejados. Además, se utilizaban diferentes maderas, también de la zona, como el roble, el castaño, el fresno, el chopo o el abedul.

Desafortunadamente, muchas de ellas se encuentran en un importante estado de deterioro, pero no solo las casas están desapareciendo. Esta dejadez nos lleva también a pensar sobre el abandono de los pueblos. Podemos ver el menoscabo de la casa sanabresa como un claro síntoma de la situación de nuestros pueblos. Existen ejemplos en Zamora de pueblos enteros abandonados. Conocerán Otero de Sariegos, en la comarca de Tierra de Campos, y su fatal destino. Pero aquí, en la comarca de Sanabria, también hay pueblos abandonados. Uno de ellos se llama Parada, cerca del municipio de Requejo de Sanabria. Ya nadie vive en Parada, actualmente solo recibe visita de curiosos y montañeros. Esperemos que el destino de Requejo no sea el mismo, porque ya solo cuenta con 156 personas censadas cuando llegó a alcanzar 1042 habitantes en 1940. Con la amenaza de seguir esta tendencia, en unos años podría correr la misma suerte que el pueblo de Parada. Pero Requejo ofrece muchas cosas, allí se encuentra uno de los bosques más impresionantes de Sanabria, el Tejedelo. Además, está muy bien comunicada, situada a unos 19 km de Lubián, y a otros 11 km de Puebla de Sanabria. También tiene una carretera nacional que la cruza, la N-525, una autovía, la A-52, y cerca de una futura estación del AVE en Otero de Sanabria. Por allí pasa también el Camino de Santiago Sanabrés. Así que es un lugar idílico donde no sería difícil encontrar nuevos usos para las casas sanabresas que allí se encuentran. En estos tiempos que corren, uno podría pensar que sería un sitio perfecto para aquellos que buscan la tranquilidad, bonitos parajes, y buenas comunicaciones con la ciudad y otras poblaciones. Recuerden que se está abriendo un debate en muchas empresas, grandes corporaciones, y en el sector empresarial en general, sobre la cuestión del teletrabajo. No es algo que vaya a ocurrir, es que está ya sucediendo. Y no me dirán que no es un lugar perfecto para realizar teletrabajo allí, o por lo menos pasar una parte del año, incluso para otros oficios que no requieran una presencia constante en la ciudad.

En mi opinión creo que se debería de ir apostando por esa combinación entre el cuidado de lo tradicional, de nuestra típica arquitectura sanabresa, de nuestros pueblos, y unirla a las nuevas circunstancias del mercado de trabajo que esta modernidad nos trae, y qué mejor que establecerse en un lugar como Requejo, aunque estoy seguro de que existen otros tantos lugares de igual interés y similares características en la provincia de Zamora donde poder llevar a cabo un proyecto de vida que aúna el trabajo de la ciudad y la vida en el campo.