Con fecha 9 de octubre me vi en la obligación de visitar la villa de Benavente para solventar unos temas que requerían, inexcusablemente, nuestra presencia.

Nos desplazamos en nuestro coche y, como siempre hago, estaciono en la zona azul, abonando lógicamente el importe preciso. Y aquí viene el percance, puse el ticket y nos fuimos a realizar las gestiones. Como éstas se prolongaron más de lo estimado, no me di cuenta y excedí el tiempo de aparcamiento. Bien, no pasa nada, por tres euros anulo la sanción y me voy tranquilo. Así lo hice, pero me llamó la atención que la máquina expendedora no me solicitase la matrícula de mi vehículo. Pensé, bueno, pues lo contralarán de otra forma, nos fuimos y metí el papelito de la sanción en un pantalón que, como es habitual, terminó en la lavadora.

Cuál no sería mi sorpresa, cuando hace unos días me llega una denuncia por parte del Consistorio, por un importe de 40 euros, 20 si se realizaba el abono en los veinte días hábiles posteriores a la recepción certificada del comunicado.

No daba crédito, si yo había anulado la denuncia… Me pongo en contacto con la oficina pertinente del Ayuntamiento, me contesta una señorita muy amable, la cual me remite a la empresa concesionaria del servicio de O.R.A., pues me dice que son éllos quienes gestionan todo respecto de este tema. Llamo, me atiende un caballero, también súper amable, pero aquí viene lo bueno. Resumiendo el tema, me dice que el expendedor número 6, frente a la notaría, es un modelo que sólo le refleja las anulaciones de forma semanal, que si no me habían dejado un sobrecito con la denuncia para poner mis datos y, de esta forma, condonar la deuda.

Señores del Ayuntamiento, área de Tráfico y/o Urbanismo: No me dejaron ningún sobrecito en el parabrisas, tan sólo estaba la denuncia. Las máquinas con este sistema de anulación daban servicio en Gijón hace 30 años (sí, treinta). Me parece muy bien que regulen ustedes el aparcamiento en las zonas de servicio de la villa, pues de otra forma, sería muy difícil estacionar para hacer trámites, pero les culpo a ustedes, no a la empresa concesionaria, pues cuando externalizas un servicio, tendrás que hacer un seguimiento para que, quien lo gestiona, dé al ciudadano un servicio eficaz, ágil y sencillo. No es el caso, pues el día menos pensado, al introducir las monedas en uno de esos expendedores, te saludará la guardia pretoriana.

Por último, desear que los veinte euros que ya he abonado, le sirvan al concejal de turno para adquirir el paracetamol pertinente para subsanar el dolor de cabeza que le pueda producir esta misiva. Los tres euros de la anulación ” fantasma”, por lo tanto, sobrarán, que se los quede el controlador para el café y el pincho, por 23 euros no voy a discutir con nadie.

Alfredo Alonso Cañón

Oviedo