Quiero ser optimista, lo soy por naturaleza, pero tengo para mí que la dichosa crisis sanitaria no permite albergar optimismo alguno. No hay más que ver el panorama. Las calles que antes se llamaban comerciales dan grima, empiezan a estar solitariamente solas. Los establecimientos de hostelería que antes representaban bullicio, idas y venidas, ahora están en silencio. El tiempo ha hecho que se levanten las terrazas de verano y sucede lo que se preveía. Siento una pena enorme por el comercio tradicional, por el comercio de Zamora al que la modernidad busca sustitutos ‘on line’ cuando en realidad no lo tienen. Nada como la atención personalizada. Encima el fantasma de la marcha de Zara, pesa ya sobre el ánimo de muchos zamoranos. Don Amancio, no levante el campamento y deje su Zara en Zamora. Ábranos un ‘Zara home’ y todo lo que sea susceptible de ser abierto. Se lo agradeceremos eternamente.

La pandemia que no cesa ha afectado a nuestra economía hasta dejarla K.O. Darse una vuelta por el centro de las grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Bilbao o Sevilla, nos da una clara perspectiva de la situación. Dicen los expertos que esta crisis ha obligado al cierre de uno de cada cuatro comercios en las grandes ciudades. Si lo trasladamos a Zamora, esta crisis ha obligado a cerrar tres de cada cuatro comercios. Muy de cuando en vez y para alegría de todos, se abre un establecimiento nuevo al que sólo nos cabe desearle larga vida.

Y nadie hace nada para evitarlo. De propuestas vamos bien servidos, realidades pocas o ninguna y así no vamos a ninguna parte que no sea el desánimo colectivo. Antes, cuando Galicia se constipaba, Zamora estornudaba y así sigue siendo. Ahora cuando Madrid se confina, Zamora se muere. No hay más que ver los problemas de los establecimientos hoteleros cuando llegan fines de semana y puentes y se quedan a verlas venir, pero no vienen. Mal la hostelería, mal el comercio, mal el empleo, mal todo. Con la constante caída en las ventas no hay comercio que se resista a permanecer. Las cosas están muy feas y así van a seguir porque no hay Plan B, porque no hay planes ni en el Gobierno de España, ni en las autonomías para dar una solución. Porque los políticos van a lo suyo que no es lo nuestro, lo de todos los españoles, lo de los sectores más afectados. Con recomendarnos la mascarilla y la distancia social van servidos, son incapaces salvo para ellos mismos. No les importa que la pandemia asfixie a unos negocios que luchan contra viento y marea.