Para quienes creen que la sanidad privada es la panacea, para quienes no han sabido, o no hemos sabido defender la sanidad pública con uñas y dientes, y a pesar de que tienen sus fallos, cosa que no se puede negar, a pesar de todo, nos queda el consuelo de que sus profesionales sanitarios son personas con humanidad, personas que pueden cometer errores como humanos que son, pero también personas luchadoras que sufren al lado de sus pacientes.

Desde mi conocimiento tanto de la sanidad pública, como de la sanidad privada, me atrevo aunque sea pretencioso a criticar de forma pública la sanidad privada.

Se habla en las revistas , redes sociales y medios de comunicación de la sanidad privada y privilegiada que tienen los políticos, y tal vez sea así, pero la sanidad privada que yo conozco, la sanidad privada de Zamora es otra cosa, un hospital privado que carece en sus instalaciones de un debido mantenimiento, que carece de una UCI para una urgencia vital, carece de muchos medios que no sabemos valorar en la sanidad pública y que tenemos a nuestra mano cuando nuestra salud así lo requiere, pero la sanidad privada carece sobre todo de humanidad, es un negocio nada más. Por eso, no me extraña que algunos/as profesionales que allí trabajan, y no estoy generalizando, piensen que trabajan con juguetes rotos y no con personas.

Porque no deseo que nadie tenga que pasar por la tristeza e impotencia de ver como un familiar suyo no recibe la atención sanitaria y humana que necesita y requiere, deseo hacer pública la mala gestión y actuación de algunos profesionales de la sanidad privada. Si estas personas no están preparadas para atender debidamente a personas mayores con todo lo que conlleva sus problemas de salud física y mental, si les molestan las personas que tienen la desgracia de acudir con demasiada frecuencia a urgencias o tienen que ser hospitalizadas, si les fastidia que a media noche tengan que dejar su sueño a un lado para atender una urgencia o cambiar un pañal a un paciente, sinceramente, dejan mucho que desear y les recomendaría que cambiaran de trabajo.

Como digo anteriormente no quiero que nadie tenga que pasar por una situación similar, por eso no deseo callar lo ocurrido y animo a todo el mundo a que jamás consientan ni en la sanidad privada ni en la pública, ningún abuso a cualquiera de sus familiares o a ellos mismos.

Defendamos la sanidad pública, y más en estos momentos tan difíciles, porque la sanidad debe de ser la base principal de la salud y del trato humano a todos los ciudadanos, y no un simple negocio.

Dolores Caramazana Caramazana