¿Estamos todos de acuerdo en que el derecho a la vida es el primero y fundamental de todos los derechos?, Sí, ¿verdad? Pues, perdonen, pero últimamente no lo parece a juzgar por lo que se oye en el Congreso y en otros parlamentos, por lo que sueltan por esa boquita algunos barandas y opinadores y por lo que se lee en unas redes sociales convertidas con mucha frecuencia en cloacas pestilentes y vertederos de inmundicias.

Ahora que va cediendo la pandemia, que baja el número de muertos (aunque sigan siendo demasiados), que desciende también la cifra de contagiados, que se vacían las UCIS y que las previsiones son bastante más optimistas que hace unas semanas, ahora, digo, hay quien ha desenfundado el garrote y se dedica a repartir estacazos dialécticos en nombre de derechos y más derechos que, obviamente, tendrían que ir detrás del derecho a la vida. Claro que esos porrazos solo tienen un destinatario, que no es otro que el Gobierno central, ya sea en la persona de Pedro Sánchez, en la de Pablo Iglesias, en la de cualquiera de los ministros y ministras, en la del bendito Fernando Simón o en la de cualquiera al que se le ocurra defender (o no atacar) la gestión del ejecutivo PSOE-Podemos. Esto último tiene su miajilla de gracias: si usted está de acuerdo (o no brama) con las decisiones de Pedro Sánchez, usted es un vendido, un paniaguado, un mal español y otras lindezas semejantes. Ahora bien, si usted arremete contra el presidente del Gobierno, y no digamos contra el Coletas, usted es una persona preparada, sensata y hasta patriota, signifique lo que signifique patriota.

Esta división, ya atisbada desde el principio de la alarma, se ha ido intensificando con el tiempo y ha alcanzado, de momento, su cénit con el anuncio de las medidas de desconfinamiento, suavización de la cuarentena, etcétera, etc. Cierto que algunas son discutibles y criticables, pero de eso a la catarata de insultos, denuestos y palabras ofensivas que uno ha oído y leído estos días media un abismo. Y media, sobre todo, una falta deplorable de respeto, una carencia de educación cívica y una ausencia de valores democráticos muy preocupante y para echarse a temblar porque algunos de los que dicen lo que dicen aspiran a gobernar España; y ya mismo. En una época en la que se ha puesto de moda citar a Winston Churchill, muchos tendrían que recordar aquello que le dijo a un rival político: "no estoy de acuerdo con lo que dice, pero daría mi vida porque usted lo pueda seguir diciendo". Sin embargo, esta gente de la que hablo más que aprender del ex primer ministro británico actúa conforme a la vieja máxima de Mao Tse-Tung, que, en teoría, está en sus antípodas ideológicas. O sea: cuanto peor, mejor, que ya lo arreglaremos nosotros.

¿Cómo lo arreglarán? Es un misterio, un arcano indescifrable. Y lo es porque todavía no han hecho ni una sola propuesta digna de tal nombre. Además, muchos de los aspectos que censuran al Gobierno central luego los aplican en las comunidades donde mandan. Veamos uno de los casos más recientes: desde el PP se han cansado de poner a parir a Sánchez por buscar reforzar su imagen a través de apariciones, declaraciones, etc; pura propaganda, dicen; pues bien, la presidenta de Madrid, Díaz-Ayuso (PP) montó un buen show en el cierre del hospital de IFEMA con periodistas, invitados, consejeros, asesores; y muchos sin mascarilla y sin respetar la distancia de separación?Y ese mismo día recibieron la carta de despido (o no renovación) decenas de médicos y ATS que había reforzado las plantillas cuando la pandemia apretaba. Las cartas de algunas son estremecedoras. Si lo llega a hacer el Gobierno central?

Muchas de las críticas de estos días tienen que ver con las nuevas medidas. Todos queremos más. Y todos nos hemos convertido de la noche a la mañana en expertos en este terreno. Nadie está conforme. Que si son pocas horas, que si los bares no van a cubrir gastos, que si las normas son demasiado estrictas, que si la provincia no es la demarcación idónea, que si no hay quien entienda el galimatías de horarios, metro, porcentajes en las terrazas?Todo es discutible, pero con moderación. No creo que aporte mucho llamar a los socialistas "mataviejas" y "mengueles" (en alusión al nazi Menguele responsable de miles de muertos en los campos de concentración) como ha hecho públicamente una supuesta periodista fundadora de Vox. Y no faltan quienes la jalean. Así no vamos a ninguna parte. Y tampoco vamos a ninguna parte si nos olvidamos de que en esta lucha el primer derecho a defender y proteger es el derecho a la vida. Después vendrán los demás.

Posdata.- En el último mes, la fortuna del dueño de Amazon ha aumentado en 30.000

millones de dólares gracias a las compras por Internet. Sin más comentarios.