Sin la participación, sin la colaboración de las 'obras sociales', departamentos unidos al devenir de las cajas de ahorro, cuán difícil sería, por no decir que imposible, acometer tantos proyectos, pequeños y grandes, que gracias a su colaboración, interés, apoyo y ayuda, se pueden hacer realidad. Desde un evento deportivo a un concierto, pasando por una pasarela de moda con fines solidarios, la financiación de un libro que de otra manera permanecería olvidado en las tripas del ordenador, una exposición de pintura y así sucesivamente hasta completar todo el arco de actividades culturales que se llevan a cabo en Zamora.

Sin la obra social de Caja Rural que capitanea desde su Fundación Científica, Feliciano Ferrero Freire, en Zamora no se celebrarían ni la mitad de actividades que se llevan a cabo, ni saldrían adelante la mitad de proyectos que cobran vida, que hacen realidad ilusiones y que premian esfuerzos. Todo ello lleva aparejadas importantes inversiones. Y en eso, Caja Rural no cicatea nada, cosa que es de agradecer. Si yo le digo que las inversiones de la Rural, en su Obra Social, son millonarias en euros, y que las cifras son escalofriantes, por favor, créame. No tengo permiso para decir cantidades y porque además me parece petulante. No se trata ni de colgarse medallas, ni de competir en algo que Caja Rural lleva en su ADN.

En 2018, gracias al apoyo firme de la Rural, se subvencionaron 269 proyectos, la mayoría de ellos con vitola zamorana, por no decir que todos. A todo ello hay que añadir las pequeñas cosas que también van sumando en todos los órdenes, incluido el económico. Y que nadie crea que esos proyectos no se estudian, que no se comprueba su viabilidad, que se financian al 'tun-tun'. No. Fundación Caja Rural atiende siempre los mejores, los más interesantes, los más solidarios, los más brillantes o los más simples que conllevan un interés que de otra forma pasaría desapercibido.

El pasado año, 2019, siguió la misma tónica. Inversión millonaria y un crescendo imparable en el número de proyectos subvencionados. Más de trescientos. La cifra no es una tontería. La cifra da fe del interés que la Caja de todos los zamoranos, se toma por lo nuestro. Sólo que con esa modestia que acredita a la Caja, nunca nos cuentan estos y otros pormenores y 'pormayores' que, no obstante, son su trabajo de cada día, amén de todo lo demás. A todo eso hay que añadir que cuando se habla de grandes obras como Museo de Semana Santa, bien fiscalizado todo, por favor, despoblación, agricultura y ganadería, Monte la Reina y más, sin su asenso ni se plantea, porque es inviable. No sé si Caja Rural es la que más recibe, lo que sí sé y pongo la mano en el fuego, es que es la que más da. Al hablar de recibir me refiero al concurso de los zamoranos, de todos los zamoranos, convertidos en clientes.

Da una cierta tranquilidad saber que cuando las instituciones no llegan, no quieren y en el mejor de los casos, no pueden, siempre está al quite la Rural y que va a seguir comprometida con las necesidades, los sueños, las esperanzas y las aspiraciones de tantos zamoranos a título individual y colectivo, prestando, como no puede ser de otra manera, una especial atención al medio rural, tan enfadado estos días por tantas razones de peso. Estamos en la obligación de recordar que parte de lo que la sociedad zamorana aporta a Caja Rural, su Fundación lo devuelve con creces. Ahí están sus multitudinarios premios, su participación en los eventos más representativos y el reconocimiento que a su vez ha recibido de Guardia Civil, Policía Nacional y Fuerzas Armadas, los más agradecidos a la hora de premiar el compromiso de la Caja. Una Obra Social con alma.