Una, escucha al señor José María Barrios, concejal de Morales del Vino, vicepresidente primero de la Diputación, presidente del Partido Popular de Zamora y aspirante al Senado, y no sabe si nos toma por tontos, directamente nos miente o simplemente es que está en la luna de Valencia, eso se dice, rumorea y comenta en los mentideros de la muy noble. El señor Barrios, aspira a largarse a Madrid para asegurarse el futuro más de lo que ya lo tiene. Tendrá tiempo suficiente para atenderlo todo. No renuncia a lo de aquí pero prefiere lo de allí. Lo de allí es la Villa y Corte, claro. Y dentro de la Villa, ese monumental edificio que alberga a las Cortes españolas

En el PP zamorano están las cosas como están. Todos quieren ir a Madrid. No sé qué le habrán visto a la capital de España que no le vean a Zamora. Todos quieren ocupar escaño como sea. Todos se ofrecen amable y humildemente a su partido. Están dispuestos a sacrificarse ¡por España y por los españoles, por Zamora y por los zamoranos! y aunque nadie se lo crea anden ellos calientes y ríase la gente.

Todos quieren un pedazo, el que les corresponda, de la tarta nacional. Ahí está el inefable Alberto Castro Cañivano, tratando de ganarse el favor de los antiguos jefes de la Junta para que le apoyen en su pretensión madrileña. Volver al banco que le vio contar el dinero de los demás, y las Cortes de Castilla y León es poco para un todo terreno como él. Quiere ir a toda costa a Madrid. Los que le conocen bien dicen que a intrigar. Mi conocimiento no llega a tanto. Pero, cuando el río suena, es que agua lleva.

Otra que no soporta no figurar, no formar parte del staff nacional es Maite Martín Pozo. Bebe los vientos por Madrid. Es que no es lo mismo sentarse entre el vulgo que ocupar silla de senadora o diputada. Hay que marcar distancia con el resto de pobres mortales zamoranos. En lugar de emplearse a fondo en el Ayuntamiento donde el voto de los ciudadanos la relegó a la oposición, quiere compaginar cargos y cargas. ¡Qué poderío! Da la sensación de que a nuestros amados y nunca bien ponderados políticos, Zamora les diera urticaria. De ahí que no cuele lo que nos cuentan en sus discuros.

Las apuestas se disparan con respecto a Fernando Martínez Maíllo. El personal despotrica pero luego, la gente le vota. Hay quinielas y porras apostando por si sí o por si no. Es decir, por si va o no va en las listas. Maíllo es muy distante y eso le produce un desgaste personal bárbaro. No terminan de bañarse en humildad, en cercanía, en campechanía, en sencillez y les pierde la soberbia. Los votantes del PP zamorano quieren cambios. Muchos están situados en la abstención precisamente a la espera de lo que ocurra. Que los presenten, es la forma de comprobar las adhesiones con las que cuentan para sacar adelante el escaño. Uno. El dos lo tienen crudo, aunque el resto de partidos tampoco colabore mucho.

Se dice que las intrigas palaciegas por mor del escañito cameral, están a la orden del día. Dicen que si supiésemos la verdad, a lo mejor la abstención se situaba en el 99% y el resto nimio serían votos en blanco o con alguna de esas guasas, que no insultos, que provocan la hilaridad de la mesa electoral. No se pueden hacer las cosas peor. Y todo por ese afán de irse a Madrid. Vuelvo a preguntarme, ¿Qué le ven a Madrid que no le ven a Zamora? Y luego pasan por buenos paisanos, amantes de la tierra que les vio nacer. Así y todo, ya verá como, al final, reciben el caramelo que quieren. Están en puestos de salida.