El recibo de la luz en España es el más caro de Europa. Recibimos menos servicios que el resto de europeos y, sin embargo, pagamos más. Nos vienen prometiendo desde siempre, no ya que lo van a bajar si no que van a impedir que suba de esa forma desaforada que los clientes de las Eléctricas soportamos. Por fin, se anuncia que la Comisión Nacional de Mercados y de la Competencia prepara una bajada de la retribución a las compañías gasistas y eléctricas de hasta el 21% que tendrá impacto en la factura que con una puntualidad suiza nos remiten todos los meses a los clientes.

Eso sí, de momento hay que aguantar estoicamente porque la bajada del recibo no se producirá hasta enero de 2020. Mientras, las distintas compañías podrán subir a su antojo, puede que bajo la estricta supervisión de la CNMC, el susodicho recibo que nos trae por la calle de la amargura. Lo que no se entiende bien es que si la bajada dependía de ese 21% de la retribución al sector por sus actividades y distribución, ¿por qué no se hizo antes? Que Competencia trate bien a las Eléctricas para que a su vez ellas no sigan agujereando el bolsillo de los españoles de la forma que lo vienen haciendo. Mucho me temo que a pesar de ser tratadas con guante blanco, ellas, las Eléctricas, sigan tan despiadadas como siempre con sus clientes, que no amigos.

El presidente de la CNMC, considera algo que compartimos todos, que el Estado ha sido hasta ahora demasiado generoso con los llamados peajes al sector energético y por eso estrena sus competencias en la fijación de la retribución con recortes. Las Eléctricas deben sufrir una bajada del 7% en lo que se les paga por distribución y del 8,2% por el transporte. En lo que al gas se refiere la bajada en la distribución supondrá un 17,8% y un 21,8% en transporte. Por lo que se ve se penaliza más al sector gasista porque, al parecer, en opinión del presidente del CNMC no mantiene el nivel de inversión que el eléctrico que se encuentra en plena apuesta por renovables.

Que apuesten lo que quieran y donde quieran. En casas de apuestas, en casinos, en el bingo, pero que dejen de tocarnos... El recibo, de la forma descarada que lo vienen haciendo. Siempre me ha dado la sensación de que se les tiene miedo. De que piensan que si se les dicen las cuatro verdades que hay que decirles nos harán objeto de un apagón general. Y no. Por cierto, lo de las averías es otro cantar. Sobre todo en verano. Me alegra enormemente, como al resto de afectados por las constantes subidas, no ha mucho se ha producido otra que, además de la tortilla de patatas, por fin en España haya alguien con huevos suficientes como para ponerlas firmes.

De aquí a enero queda mucho camino por andar y puede ser que nos la preparen como Competencia no permanezca alerta. El sector tiene que realizar las correspondientes alegaciones mediante las que espera atenuar el recorte. Por lo tanto, todavía no podemos cantar victoria. No es una bobada lo de la bajada. Los analistas estiman un impacto superior a los mil millones de euros, (¡Dios mío, me hacen los ojos chiribitas!), en el sector que ha acusado fuertes bajadas en la Bolsa. Y cada vez que bajan a los clientes nos suben el recibo. A ver si esta pesadilla que nos trae mártires en invierno y en verano se acaba y por fin se ponen las cosas en su sitio. Los huevos en la tortilla, la firmeza en los que pueden y deben impedir los desmanes y controlar el ansia recaudatoria de unas compañías multimillonarias que reciben más que dan. Aunque para ello, debamos esperar a enero de 2020.