El pasado día 11 de mayo de 2019 falleció mi padrino Secundino, gran persona, se fue después de una larga enfermedad y sin hacer ruido, los últimos meses lucho mucho, y nunca se quejo de nada, nunca una protesta, aguanto con todo lo que le vino y tuvo la fortaleza y la grandeza de esperar a su marcha de este mundo a que su nieta contrajera matrimonio en Madrid, y una vez celebrado el enlace, su cuerpo decidió que tenía que descansar ya de tanto sufrimiento y así fue se fue apagando lentamente como una vela.

Me acuerdo que en mi niñez nunca me faltó por parte de él y de su mujer, mi madrina Manuela, un regalo en mi cumpleaños y en Reyes. Recuerdo con nostalgia el camión con remolque de plástico que me regalaron cuando yo tenía 8 años, era lo mas de aquellos tiempos, luego pasan los años, uno va creciendo y van separando esos lazos, estudios, trabajo, el formar tu propia familia...Bueno, en definitiva, la vida que va muy deprisa para todos, y a veces se van dejando cosas a un lado, que con el tiempo te das cuenta del valor que tienen. En fin recuerdos que nunca se olvidaran por mucho que pasen los años.

No es fácil escribir estas palabras por la emoción de los últimos días que pasamos junto a él antes de partir, días muy pero que muy duros, pero no puedo dejar pasar la ocasión de decir que he tenido el privilegio de ser ahijado de Secundino y también, cómo no, de mi madrina Manuela, que por la mala suerte de la vida partió hace ahora 22 años, y que ahora, después de todo este tiempo se reunirán los dos de nuevo en otra vida y cuidaran desde allí a todos sus seres queridos.

He tenido el placer y estoy orgulloso de haber estado junto a él en el crítico momento de su marcha, y siempre me quedaran grabadas estas palabras que me dijo "José se te acabó el padrino", palabras muy dolorosas, que te desgarraban y que nunca quisieras oír, pero me queda la tranquilidad de que se fue dormido, sin sufrimiento, y con la conciencia tranquila de que su paso por esta vida, fue bueno, elegante y dejando de legado una gran familia, de la cual ahora soy participe, quien lo iba a decir, la vida es caprichosa y puso en su destino que tu hijo Julio ahora sea mi cuñado, cosas del destino, supongo que no lo tendrías preparado, bueno por qué no, a lo mejor es cosa tuya que se casara con mi hermana, por que se que la querías como a una hija.

Muchas gracias, te estaré eternamente agradecido de que aceptaras el cargo de ser mi padrino, lo has llevado hasta el último día con grandeza y sobre todo un cariño especial que teníamos los dos y que solo los dos sabemos.

Me despido de ti con una palabra que me enseñó un gran amigo, ha sido un placer haberte conocido, y que hayas sido parte de mi vida, y eso si, no se te olvide cuando llegues al destino, darle un abrazo a tu compadre Miguel de parte mía, solo tú y yo sabemos por qué te lo pido.