Con cuentagotas y gracias al dinero público, pero, en estas últimas semanas, se han dado los primeros pasos que pretenden mejorar la conectividad de Internet en las zonas de baja rentabilidad para las operadoras y son varios los pueblos zamoranos de menos de 500 habitantes, gran parte pertenecientes al alfoz de algún núcleo de población mayor o cabeceras de comarcas, donde se ha formalizado el convenio para la instalación de la fibra óptica. Sin que se haya aclarado suficientemente el alcance y puesta en marcha de aquella ley originaria de 2011 y recuperada a finales de 2018 por la que se obligaba a las operadoras a llegar también a aquellas áreas con menos usuarios sin dinero público de por medio, la realidad conocida se debe no tanto a la generosidad de las operadoras sino a fondos procedentes de Europa y habilitadas por el Ministerio de Fomento y la Junta de Castilla y León. Las ayudas en la Comunidad ascienden a unos 16 millones de euros y son 28 los pueblos de Zamora donde se desplegará la fibra óptica y con ella los servicios de banda ancha de alta velocidad y muy alta velocidad. Son núcleos ubicados en lo que viene a denominarse "zonas blancas", es decir, aquellas en las que no existe cobertura ni se prevé mejorar su calidad en los próximos años.

Todo ello contribuirá a que Zamora mejore algo su paupérrima situación en lo que a Internet se refiere. El pasado mes de febrero, un informe del Observatorio de Economía Digital de Castilla y León situaba a la provincia zamorana a la cola, la sexta con peor servicio de toda España. Una brecha digital originada, sobre todo, en el mundo rural en la que solo quedaban en peor lugar las provincias gallegas y Teruel. En Zamora solo la capital y Benavente cumplían con los estándares mínimos pero eso no ocurría, por ejemplo, en un núcleo vital para la industria agroalimentaria como Toro o en localidades de relevancia como Villaralbo, Morales del Vino, Moraleja del Vino o Villalpando. La provincia mantiene, hasta ahora, la menor cobertura de fibra óptica. Un 20% de los zamoranos tiene un servicio deficiente. Ni siquiera llega a los diez megas por segundo, el estándar usual para que un hogar pueda beneficiarse de las ventajas del mundo digital según las consideraciones de la Unión Europea.

El Plan desplegado por la Secretaría de Estado para la Sociedad de la Información y la Agenda Digital contempla multiplicar esas velocidades hasta alcanzar los 100 megas o más. No se trata solo de que los particulares puedan acceder a Internet, sino de servicios básicos que, por ejemplo, en La Hiniesta a sólo ocho kilómetros de la capital, permitirán la hasta ahora imposible conexión al consultorio médico o la farmacia. Se solventarían así, además, las paradojas de las exigencias administrativas de la tramitación electrónica obligatoria y la imposibilidad de realizar dichos trámites por vía telemática en la práctica por falta de tecnología adecuada.

Pero el problema va mucho más allá de esos 28 pueblos en una provincia de 248 municipios, la mayoría por debajo de ese límite de 500 habitantes que marca el ecuador para acceder a unas ayudas aún insuficientes para borrar la brecha digital. Incluso existen informes del Ministerio de Industria que reconocen que hay 44 unidades de población zamoranas (pedanías o urbanizaciones), en las que directamente Internet no existe. En esa lista también se cuentan municipios como Fuente Encalada, Gallegos del Pan, Losacio o Cerezal de Aliste.

Por eso, no es de extrañar que continúen elevándose las exigencias de los colectivos. El grupo empresarial Zamora 10 volvió a la carga en el mes de marzo para reclamar a las administraciones que busquen soluciones a un grave problema que lastra la posible implantación de negocios, en particular en el medio rural. Los empresarios consideran "inaceptable" la situación y piden la implicación de las diferentes administraciones públicas para la implantación de la tecnología básica del siglo XXI, sin la cual, resulta inviable la instalación de nuevos negocios y se dificulta la continuidad y expansión de las que están ya en marcha. Zamora 10 reclama, además un mapa que detalle la situación sobre la cobertura y extensión de la red para poder actuar sobre problemas concretos de la forma más eficiente posible.

Como aquellas observaciones se producían en plena precampaña electoral, donde resonaron como nunca antes las voces de la España vaciada, no hubo fuerza política que dejara fuera de su programa la reivindicación de la banda ancha de Internet para el medio rural, con distintos matices según el partido del que se tratara. Lo que se trata ahora es que los partidos cumplan e, independientemente de quien acabe en el Gobierno central, se conviertan en realidades palpables esas promesas que tienen como base común la eliminación de la brecha digital y la igualdad de oportunidades para quienes viven en los pueblos. Que esos protocolos que estos días han comenzado a firmarse se traduzcan en la intervención rápida en cada uno de los pueblos. Que la tramitación burocrática se agilice y que se midan muy bien las consecuencias de paralizar trabajos en caso de actuaciones en entornos históricos, como ocurrió en Fermoselle. Y en definitiva, que esos 28 municipios sean solo los 28 primeros de una lista más larga que atraiga la prosperidad a los territorios que hoy se vacían por la imposibilidad de llevar a cabo proyectos que generen riqueza y asienten población.