Se dice, rumorea y comenta con cierta insistencia que el PSOE de Sánchez nos va a freír a impuestos una vez que coja las riendas de la Legislatura que va a presidir esta vez sí, esta vez vía urna. La cosa pinta muy mal para los españoles. No sé si para todos sin excepción o se producirá alguna de esas excepciones que encabronan a todos. Quienes están en el punto de mira de Hacienda, son los recién casados. En lugar de unir por la Iglesia o por el Ayuntamiento, lo que va a conseguir Hacienda es que en España las bodas pasen a la historia. Y todo por seguir el rastro fiscal de algunas costumbres que hunden sus raíces en la tradición de casarse.

La noticia de que Hacienda ha pedido facturas de gastos de la boda a recién casados ha puesto en alerta a futuros contrayentes, pese a que el fisco se centra principalmente en el posible fraude de los proveedores. Que no. Que van a pagar todos, los novios, sus respectivas familias y los invitados a los que también se va a mirar con lupa, sobre todo sus regalos. Si el regalo es de cierto valor, lo mismo hasta obligan a que el 'regalador' se retrate en la Declaración de la Renta. Todo es posible cuando estamos ante un organismo montado para la persecución del ciudadano y la expoliación de sus bienes, en lugar de ante un organismo de recaudación del Estado.

Da miedo decir nada de Hacienda o de la Agencia Tributaria por temor a represalias. Lo doloroso es que los 'pezqueñines' son los que pagan siempre, porque los que en verdad defraudan se escabullen con las manos llenas. Volviendo al tema de las bodas, parece ser que, desde un punto de vista estrictamente fiscal, todos los obsequios deberían tributar como donaciones ya que no existe un número exento. Empiezan por las bodas y acabaran por San Valentín y otras celebraciones de carácter social y familiar, incluidos regalos.

¿Por dónde van los tiros? Hay que ser honestos y decir la verdad, en la práctica Hacienda no persigue estos regalos pero sí podría revisar las transferencias de más de 3.000 euros (ya es un buen regalo) y los movimientos de billetes de quinientos euros, ¡qué menos! para un regalo, en metálico como ahora gusta a la mayoría de novios, o materializado en uno o varios objetos como se venía haciendo de forma tradicional.

Parece ser que la intención de Hacienda, intención que nos tranquiliza un poco, es seguir el rastro fiscal de quienes prestan los distintos servicios. Desde la venta del vestido de novia hasta el banquete, pasando por la luna de miel, es decir: las agencias de viajes, el fotógrafo y todo lo que lleva implícito una boda. Esto no pinta nada bien porque, cuando el río suena es que agua lleva y este río cuyas aguas pueden tornarse procelosas lleva un rumor que sigue una especie de crescendo imparable.

No es normal ni medio normal que con la situación de España, hablo del paro, y con la constante subida de productos básicos que sistemáticamente venimos sufriendo, debamos sufrir también la lupa de Hacienda o de la Agencia Tributaria, me da igual que me da lo mismo. Lupa que siempre se pone sobre el devenir de los mismos, el ciudadano medio, el gran pagano del que forman parte los autónomos que siguen siendo los grandes olvidados por parte de estos, aquellos y los de más allá.

Sólo faltaba que se ahuyente la posible creación de empresas de nuevo y viejo cuño en España y que ciertas cuestiones alejen a las parejas patrias de la posibilidad de contraer matrimonio para legalizar sus respectivas situaciones. Esto puede ser el caos. Esto puede ir contra otra creación importante, la de la familia y contribuir a nada bueno en la ya asolada sociedad española.