No será muy complicado, y por lo tanto podrimos estar de acuerdo, en que, los partidos políticos y las instituciones de interés público, ante una sociedad democrática como la española, que están creadas por mandato y respaldo constitucional, sirvan para promover la participación ciudadana y contribuyan a la integración y representación nacional. Se entiende que quienes forman estos partidos comparten los objetivos principios y valores para la ejecución, con la formación de gobiernos democráticos, proyectos y programas que ayuden a mejorar la vida de los ciudadanos. Para ello movilizan al conjunto de la sociedad reclamando su apoyo electoral.

Como una aproximación, y sin ánimo de establecer ni agotar una definición, el concepto de partido político, se podría especificar como la contribución de personas libres que voluntariamente participan en elecciones, con el propósito de acceder en los procesos electorales a los cargos públicos representativos. Y como dice el artículo 6 de nuestra Constitución: "Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política?"

Siendo tan evidente los principios, nos encontramos ante una situación política y social compleja donde las instituciones públicas están sometidas y condicionadas por la insolvencia e inestabilidad de algunas formaciones políticas. Por decirlo con naturalidad, que dificultoso es entender la estrategia y sobre todo los programas y proyectos de algunas formaciones políticas, a estas alturas de la democracia en Europa y también en España. Ante la confusión y carencia de una explicación pública de determinados partidos políticos, que utilizan elementos e imagines más que retóricas, esperpénticas, para enmascarar sus verdaderas intenciones, que no son otras que la destrucción de lo conseguido con tantos esfuerzos por millones de ciudadanos, durante estos cuarenta años de democracia. Me estoy refiriendo a las formaciones de la derecha.

Es más que evidente que detrás de esta compleja, maquiavélica y malvada estrategia está FAES (¿Falange Española?); que a su vez mueve los hilos como en un guiñol, el que "hablaba catalán en la intimidad", es decir el Sr. Aznar con su acólito y actual presidente del Partido Popular señor Casado. En el fondo tanto las propuestas de Vox, pero también del Partido Popular y en algunas ocasiones de Ciudadanos, (todos ellos son descendientes de la OJE), obedecen a un viejo proyecto de nacionalismo rancio y excluyente.

Mientras Mariano Rajoy advierte al Partido Popular del peligro de los "adoctrinamientos y del sectarismo", otros miembros importantes del Partido Popular, acusan a Aznar de desleal y responsable de alimentar a Ciudadanos y a Vox, convirtiéndose, para muchos en "un sapo difícil de tragar" al tiempo, que le atribuyen el ser responsable del crecimiento de ambas formaciones políticas.

Esta situación de las derechas españolas, no impide que el nuevo presidente de Andalucía, Moreno Bonilla, pacte con la ultraderecha, sin "complejos ni cordones sanitarios", para la formación del el Parlamento y la composición del Gobierno andaluz. Tampoco tiene ningún recato la portavoz del Partido Popular en el Congreso de los Diputados, Dolors Montserrat, acusando al Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez de pactar con los comunistas. Es decir que levantan el cordón sanitario solamente para la extrema derecha. Mientras tanto el líder de Vox, Santiago Abascal manifiesta que su partido representa a los hijos de los franquistas que ganaron la Guerra Civil.

Probablemente, ya que en la reciente conferencia ideológica del PP, no han incorporado ninguna idea novedosa, han perdido la oportunidad de proponer la unificación de las tres formaciones políticas, como ya lo hiciera en otro tiempo el general Franco con la: Comunión Tradicionalista, FE y de las JONS.