Ni en los extremos están todos los defectos ni en el centro está siempre la virtud pero no se defienden mejor los propios principios, tensando la cuerda para distanciarse del resto sino profundizando en ellos, buscando en sus raíces su sentido último y su original razón de ser. Los dos extremos de un imán llevan cargas eléctricas opuestas. Positiva uno, negativa el otro. Opuestas pero a la vez absolutamente complementarias. Se necesitan, se atraen y se complementan hasta poder soldarse la una a la otra.

Navegamos por mares de olas fluctuantes en los que pasamos sin solución de continuidad de momentos en los que en aras a la corrección política, reduccionista y mal entendida, solo se acepta una única idea de la convivencia y no encuentra sitio quien se aparte de ese eje, a otros en los que se impone el enfrentamiento radical entre unos y otros en destructiva espiral de reafirmación de las posiciones propias e intolerancia suprema ante las que no coinciden.

En este contexto si lo primero lleva al adormecimiento y debilitación de la democracia, a la corrupción y el abuso por parte de quienes controlan la parte alta de la pirámide del poder, lo segundo lleva al enfrentamiento, la radicalización de las facciones sociales, la ruptura, el mesianismo y, en no pocas ocasiones a desembocar en cualquiera de las diferentes formas que adopta la hidra del totalitarismo.

No es fácil abstraerse a la atmósfera cargada de electricidad estática que vive la política española y que se va extendiendo al conjunto de la sociedad. Ni siquiera territorios tan marginales, por desgracia, en otras cuestiones como nuestra provincia quedan a salvo de la generalización de un clima de glorificación de aquello que nos separa frente a aquello que debería unirnos para construir un futuro razonablemente próspero.

En Zamora, mejor que en ningún otro lugar, debemos saber que solo buscando, y encontrando, puntos de confluencia sobre objetivos comunes e ideas compartidas, más que sobre ideologías diferenciadoras, mejoraremos nuestro día a día. Las zonas de intersección nos ayudarán más que las líneas secantes a frenar el declive que nos conduce al abismo.

Así, mientras unos pregonan que su paraíso, es decir el Gobierno de España no se alcanza sino por la fuerza de la conquista a modo de cruzada (o anti-cruzada), otros nos anuncian el inicio de otra reconquista (ésta no contra el invasor sino contra nosotros mismos como sociedad) y varios terceros se miran el ombligo, qué quieren que les diga, yo estoy más con el abrazo de los Viriatos en torno a Zamora, con Zamora 10 y el apoyo a emprendedores y proyectos de desarrollo. El del conjunto de los zamoranos -ya tantos en la provincia como en el "exilio"- que quiere hablar de su futuro y el de sus hijos y nietos con respeto pero con exigencia y no aceptan sin más leer, por ejemplo, que la producción hidroeléctrica en la provincia bate récord en beneficio de España mientras los presupuestos de España baten récord en beneficio de otras regiones, siempre las mismas, y en detrimento de Zamora.

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