Constantemente ponemos el foco de nuestra atención en la violencia machista, dejando de lado a las víctimas propiciatorias y reales más vulnerables de este mapa de violencia sin sentido: los niños. La infancia no está lo suficientemente protegida en España. Y al hablar de España hablo por supuesto de Zamora. Hay poca diferencia entre unas provincias y otras. A las grandes organizaciones en defensa de la infancia se les llena la boca de promesas, de compromisos, de denuncias, pero hay pocos logros entre sus responsabilidades. Los informes que se emiten no van acompañados de soluciones y los niños siguen expuestos, siguen siendo carne de pederastia.

El titular me estremece: "Casi 80 detenidos en toda España en una operación contra la pornografía infantil", que no deja de ser una forma de pederastia. Setenta y ocho hombres y una mujer, de entre 14 y 76 años, han sido detenidos por la Policía Nacional en todas las comunidades autónomas, excepción hecha de Navarra, Castilla y León, La Rioja y Extremadura. Todos ellos por delitos de abuso sexual infantil y de producción y distribución de pornografía infantil, después de que los agentes realizaran hasta 80 registros en domicilios. ¿Que pintaba una persona de 14 años, entre toda esa recua?

Los críos en España están muy expuestos, son cada vez más vulnerables, a causa, cuántas veces, de las redes sociales. Las criaturas siguen siendo víctimas de sus verdugos gracias precisamente a las redes sociales. No lo digo yo, lo han confirmado los expertos y la propia Policía Nacional que viene alertando a padres y educadores de los peligros, al parecer sin mucho éxito. No tenemos preparados a nuestros niños y niñas para detectar el peligro, para denunciar llegado el caso. La Educación vuelve a ser un pilar fundamental, también en esta materia que proporciona tantos quebraderos de cabeza a los padres responsables y a las comunidades educativas.

La Policía Nacional, que permanece alerta y responde de inmediato ante cualquier denuncia con una eficacia y una eficiencia encomiables, intervino en la citada macrooperación "miles de teras" con contenido pornográfico de extrema dureza protagonizados por miles de menores de edad. Menores a los que se roba y ultraja su inocencia, a los que se prostituye de forma tan depravada y asquerosa. Entiendo que también hay que permanecer alerta en materia de violencia machista porque clama al cielo el número de víctimas que España lleva registradas a lo largo de este año. Pero no podemos dejar aparcada o para mejor ocasión la situación de vulnerabilidad por la que atraviesan los niños, todos los niños, ricos y pobres, gordos y delgados, altos y bajos, rubios y morenos.

La operación de marras se había iniciado en enero de 2016. Han tardado casi tres años en concluirla debido al número enorme de implicados y sobre todo de víctimas. Niños y niñas a los que se ha puesto en semejante escaparate como si fueran mercancía. Que puede pedir una sociedad responsable para un individuo de 57 años detenido por un delito de agresión sexual a una menor de tres años, ¡por Dios, tres años!, y por la producción de material pedófilo con la misma víctima. Como ocurre tantas veces, este criminal aprovechaba la relación de confianza con los padres de la menor para perpetrar sus salvajadas. Y todavía hay quien cuestiona la necesidad, la urgente necesidad de la prisión permanente revisable. La infancia nos necesita.