Que a estas alturas, y con todo lo que sabemos y nos cuentan los damnificados y represaliados sobre el régimen de Nicolás Maduro, alguien venga a vendernos la moto de que en el país caribeño "Ha habido importantísimos avances y que la gente come tres veces al día" es como para hacer pis y no caer ni gota, si se me permite expresión tan vulgar. Es indignante que nos quieran manipular de esa forma. Es indignante que nos quieran vender paz donde hay guerra, bienestar donde hay ruina, armonía donde hay confrontación, saciedad donde hay hambre, avances donde hay retrocesos, libertad donde hay cautiverio, felicidad donde hay tristeza.

Iñigo Errejón sostiene que Venezuela es el paraíso y los venezolanos los seres más felices del planeta. No cuela su defensa a ultranza del régimen corrupto y despiadado de su amigo Nicolás. Las tragaderas de los demócratas no dan más de sí. De quienes defienden el terrorismo y vituperan a las víctimas, de quienes defienden los golpes de Estado y a los golpistas y arremeten contra los ciudadanos de bien que defienden la unidad de España no cabe esperar otra cosa que incongruencias y desvaríos. O puede que mala fe.

El argumento, pobre argumento, de Errejón para defender los avances en Venezuela sobre que "la gente hace tres comidas al día" no se lo creen ni él, ni todos sus compañeros del círculo vicioso. Yo no digo que no haya venezolanos que hagan tres comidas al día, incluidos almuerzo y merienda. Esos venezolanos son los afectos al régimen. Maduro, que está de buen año, su familia, los miembros del gobierno y los amiguetes que siempre hay en este tipo de dictaduras. Los venezolanos no tienen ni para ir a comprar papel higiénico, cuando menos para productos de alimentación básicos como el pan y la leche. No es que no tengan para tan socorrido papel, es que no hay papel higiénico, el desabastecimiento es salvaje. Y cuando algún producto llega a los supermercados es tan caro que no hay nadie con guita suficiente para comprarlo.

Hablo del pueblo, de los parias venezolanos a los que Iglesias y compañía dicen defender desde el bienestar de sus escaños, sus puestos privados y los casoplones que han ido adquiriendo para parecerse más a de Guindos, Rato, Zapatero, González y compañía. Además de caspa son ya casta. No hay diferencias que valgan entre los que critican, descalifican e insultan y los criticados, descalificados e insultados. Las mentiras de Errejón encontraron el papel de un periódico chileno en el que ocupar espacio. "El alto, flaco y con cara de niño bueno" como lo definió la publicación chilena formaba parte del conglomerado de Revolución Democrática que reunió a dirigentes de formaciones y movimientos de izquierda de todo el mundo, para analizar los desafíos de la izquierda. El encargado de clausurar el evento no fue otro que Iñiguito.

Los allí reunidos pertenecían a partidos tan potentes y democráticos como Francia Insumisa o el griego Syriza que es una sombra de lo que pretendieron sus fundadores. No creo que la publicidad internacional que los del círculo morado proporcionan a Maduro sea de balde. Me gustaría saber a cuanto ha ascendido el agradecimiento de Maduro. De eso no nos enteraremos nunca. Salvo que Inda revuelva o suelten a Villarejo, mejor que lo dejen donde está. Que no, Iñiguito, que esta vez tampoco ha colado y encima te has convertido en el hazmerreír de las redes sociales.