Que no crean los catalanes que se sienten españoles porque lo son, que las empresas que están poniendo pies en polvorosa con extrema celeridad van a volver a Cataluña, pasado todo este embrollo que han montado los secesionistas y que la Cup quiere mantener por encima del 155, de la Constitución entera y verdadera y del Estatut que se han cargado. Las empresas que se están marchando lo hacen para no volver. Quieren seguridad jurídica y seguridades de todo tipo que en Cataluña no encuentran. No quieren verse aislados del resto de España y de Europa que lo ha dejado bien claro. La crisis política está dejando en blanco a Cataluña. Muchos catalanes se están dando cuenta a tiempo del problema. Los que hacen ruido pasan olímpicamente de la realidad, mientras se salgan con la suya, lo de los demás les importa un pimiento.

A quien no le cabe ninguna duda de que su marcha es definitiva es al Consejo de Administración de CaixaBank, cuyo consejero delegado ha asegurado que el traslado de su sede social a Valencia es definitivo y que no hay vuelta atrás ante la inseguridad que hoy en día supone Cataluña. Por lo tanto no hay carácter temporal en el traslado. Por cierto, CaixaBank ha elevado su beneficio un 53,4%, cerrando su mejor trimestre después de trasladar su sede a la capital del Turia.

La situación por la que atraviesa Cataluña está acabando con las Pymes. Buena parte de ellas están abocadas al cierre. Sus clientes son nacionales, que no nacionalistas, y el boicot a todo lo catalán o buena parte de sus productos es un hecho. Hay que lamentar que paguen justos por pecadores pero ya se sabe qué ocurre cuando el río baja revuelto. Si hasta la conocidísima Administración de Lotería, La Bruja de Oro se ha visto obligada a trasladarse desde la localidad leridana de Sort. Y no tanto porque la venta bajase sino por las amenazas que profieren a empleados y propietarios los cuatro o cuarenta descerebrados que se han creído los cuentos que les han contado Puigdemont, Junqueras, Forcadell y demás compañeros en loor de independentismo.

Desde el 2 de octubre, casi mil cuatrocientas empresas han trasladado su sede social de Cataluña a otras regiones de España. El dato es del Colegio de Registradores Mercantiles de España, por lo tanto fiable. Sólo el pasado lunes salieron un total de 92 empresas, después de registrar máximos a finales de la pasada semana. Las cuatro provincias catalanas se ven afectadas por igual. Ya que si bien es verdad que la gran mayoría de empresas (1.255) tenían su sede en la provincia de Barcelona, 25 salieron de Gerona, 57 lo hicieron de Lérida y otras 57 abandonaron Tarragona. Desde el 2-O, cada quince minutos y medio sale una empresa de Cataluña. No hay peor ciego que el que no quiere ver. Y los independentistas se niegan a ver esta realidad incuestionable.