Abril es el mes más cruel de los meses, pues engendra

lilas en el campo muerto, confunde

memoria y deseo, revive

yertas raíces con lluvia de primavera.

T. S. Eliot

Es sabido que el nombre Jorge Luis Borges se postuló en más de una ocasión para el premio Nobel de Literatura, y que cuando la Academia Sueca se lo ofreció -si hemos de creer a su viuda- a cambio de renunciar al doctorado "honoris causa" y a la Gran Cruz al Mérito Bernardo O' Higgins chilenos, que habría de recibir de manos de Pinochet, lo rechazó, prefiriendo seguir siendo el eterno y dolido aspirante. Convengamos que no lo necesitó, pero también que fue una torpeza e injusticia, que a nadie se le ocurría reparar ahora otorgándoselo a título póstumo. Hoy se celebra el Día de la Provincia en Camarzana de Tera. Allí se entregarán los premios Tierras de Zamora que, desde hace unos años -esta es la novena edición- convoca la Diputación Provincial, y que un jurado concede tras examinar las candidaturas presentadas, que optan a las modalidades entidad local, patrimonio cultural, embajador de Zamora, solidaridad y trayectoria deportiva, galardón este último que en esta ocasión se ha concedido a título póstumo a los tres montañeros muertos el pasado mes de abril en Picos de Europa.

La candidatura me consta que ha partido de la Agrupación Montañera Zamorana, sumándose otros clubes y federaciones deportivas, como un gesto de compasión, porque es evidente, que por desgracia, la trayectoria deportiva de todos, incluida la de mi pobre hermano, ha sido corta, demasiado corta. Pero más allá de esta contradicción inevitable creo que la impostura de este premio está en concederlo a título póstumo, por razones obvias: deja al descubierto algo que no se hizo a tiempo, y por tanto se pretende enmendar de la única manera posible, que sobra decir no es la mejor. Dicho a la pata la llana, los reconocimientos en vida. Esta es mi opinión, que a buen seguro no compartirán muchos.

Hace unos años, el mundo del alpinismo nacional ponderó la gesta de mi hermano y de su compañero de cordada al conseguir la segunda escalada invernal española a la pared norte del Cervino. Bien, nadie consideró entonces premiar su trayectoria deportiva, y eso que pagó un alto precio: la amputación de cinco falanges por congelación. Sonará a reproche, pero entonces el reconocimiento hubiera ayudado a su larga y traumática recuperación. Este es pues un nuevo homenaje, y ya van no sé cuántos, que nada añade, aunque no cuestiono que todos se hicieron con buena fe y recta intención.

Sin duda el de hoy será un día para los premiados de merecida fiesta, pero dudo que las familias de los montañeros fallecidos, y no hablo en su nombre, tengan nada que celebrar, aunque sería injusto aguarles la fiesta al resto. Posiblemente somos lo que decimos, lo que expresamos con palabras. Y hoy seguramente las habrá solemnes. Pero, paradojas de la vida, el dolor no encuentra consuelo en las palabras, se refugia en lo más íntimo de nuestro ser. Rubén, Dani y Fernando son ya memoria y no sirve decir que murieron haciendo lo que les gustaba. No, al monte se va a disfrutar, a gustar de la naturaleza, a tomar posesión de las cumbres? no a perder la vida. Sin embargo, sería injusto y cruel rechazar la solidaridad: la de los que hoy honrarán su recuerdo con un emotivo aplauso, y la de tantos otros que nos mostraron su cercanía y cariño, y de manera especial la de los que fuisteis sus amigos y compañeros, de la que tenemos sobrados motivos para sentimos legítimamente orgullosos. Gracias a todos por el cálido y reconfortante abrazo de vuestra compañía, y felicidades a los premiados.