En el edificio esquina de la Avenida de Portugal con la Calle de Santa Clara, existe una placa conmemorativa del Acuerdo municipal por el que la vía urbana que hasta entonces se llamó Avenida de Blasco Ibáñez, pasaba a denominarse Avenida de Portugal.

El texto de la placa que se encuentra en el cruce de "La Farola", aunque algo borroso y alejado de la vista normal del público transeúnte, dice: Bienhechor de España, en homenaje al noble pueblo portugués, el Excmo. Ayuntamiento de Zamora, en sesión del 24 de agosto de 1936 acordó titular esta vía pública Avenida de Portugal.

Efectivamente, en la referencia que daba la prensa local se informaba que en la sesión de la Comisión Gestora municipal, bajo la presidencia del alcalde, comandante señor Arredonda y con asistencia de los señores Rueda, Horna, Echevarría y De Castro, entre otros acuerdos, se tomó el de dar nombre de Avenida de Portugal a la vía denominada en la actualidad Avenida de Blasco Ibáñez, como testimonio de homenaje y simpatía a la nación hermana.

Esta avenida, ha experimentado una importante transformación, pues carecía en los años treinta de la mayoría de las edificaciones que hay ahora. Por el lado izquierdo, contando desde la Farola hacia el Puente de Hierro, había una larga tapia de la finca de la Viuda de Cuesta, a continuación el edificio que se conocía como el chalet de Ramos y luego la gran trinchera que formaba la vía del ferrocarril hasta el cruce de la calle de San Pablo. Ahora podemos ver el Parque de la Marina, los Jardines de Eduardo Barrón, que cubren el túnel del ferrocarril, y una serie de edificios construidos a partir de los años treinta. Ocurre igualmente con la margen derecha, en la que había muchos solares sin edificar, incluso estaban al descubierto varios tramos de la muralla, que hoy está oculta por los edificios que se fueron construyendo.

El nombre que tenía anteriormente, de Vicente Blasco Ibáñez se le había dado en homenaje al escritor valenciano, autor de conocidas obras literarias como Sangre y Arena, Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, La Barraca, Cañas y Barro, Entre Naranjos, Arroz y Tartana... y otras.

La obra de Vicente Blasco Ibáñez, en la mayoría de las historias de la literatura hechas en España, se califica por sus características generales como perteneciente al naturalismo literario, pudiéndose observar algunos elementos costumbristas y regionalistas.