En las comunidades de habla catalana se están poniendo muy pesaditos con la exigencia de imponer el catalán en todos los ámbitos. La Sanidad también está en el punto de mira, sobre todo de aquellos que pretenden borrar de un plumazo el castellano. Ese plumazo solo puede proceder de la política. Las islas Baleares han sido las siguientes en subirse a semejante carro que tiene más de sectario que de selectivo. No tienen médicos suficientes para cubrir las necesidades de los habitantes de la isla pero Més, una coalición política de ámbito mallorquín surgida en 2010, plantea crear una base de sanitarios que hable catalán para asegurar que se les contrate primero. Aquí no valen los méritos profesionales que atesore el aspirante, aquí lo que importa es que hable catalán aunque sea un carnicero o el último de la clase.

¿Qué ha ocurrido? Pues que la acuciante falta de médicos ha llevado al Govern balear, liderado por la socialista Francina Armengol, conjuntamente con los nacionalistas de Més, a plantearse una rebaja en la exigencia del conocimiento del catalán para acceder a una plaza pública de médico o enfermero. La normativa, aprobada el pasado año, establece la obligatoriedad de acreditar el título de la lengua propia de las Islas como requisito pero, ante lo que pudiera pasar y ha pasado, recoge una excepción que exime de saber catalán cuando no haya profesionales suficientes para cubrir la asistencia sanitaria. Y no los hay. Entre otras cosas porque ese requisito echa para atrás a los posibles aspirantes.

La falta de médicos y enfermeras en las Islas es preocupante. Baleares, extraordinaria para el turismo pero no para el día a día de los profesionales de distintos ramos, de ahí que la normativa estrella del Govern se haya estrellado contra una realidad tozuda. Las vacantes permanecen y no hay aspirantes para cubrirlas. Ese ninguneo que al idioma oficial de España, las islas Baleares son parte del territorio español, se le viene haciendo en algunas comunidades es absurdo y carente de sensatez. Es arbitrario y ciertamente injusto. Los méritos ya no cuentan, cuenta la lengua que se hable. Los médicos que puedan acceder a esta convocatoria pública y que no hablen catalán, deberán tener en cuenta que tendrán una moratoria de dos años para acreditarlo. Si no lo acr5editan se supone que irán de nuevo a engrosar las listas del paro. Todas estas chorradas que parten de grupos y grupúsculos nacionalistas nos tienen muy cansados ya a todos. Imponer el catalán en la Sanidad pública balear es prioritario para los socios de Gobierno. Mire que las Islas tienen necesidades básicas de calado, sobre todo para sus habitantes y también para los turistas, fundamentalmente ingleses que las han tomado al asalto, pero eso se puede dejar para mañana, porque lo prioritario hoy es unificar la lengua, aunque c se hayan tenido que bajar los pantalones por falta de aspirantes.