Como parece que no es poco el feroz intervencionismo del Estado en la vida de los ciudadanos y como debe parecer poco, igualmente, la obligatoria revisión cada año, con amenazas de grandes multas, de los coches por parte de la ITV, previo pago correspondiente que añadir a los impuestos que gravan toda clase de vehículos en sus numerosas formas, resulta que ahora al Ayuntamiento de Zamora se le ha ocurrido la absurda idea de llevar a cabo unos controles callejeros de automóviles para comprobar su estado de funcionamiento, con especial incidencia en las matriculaciones que evidencien una antigüedad superior a diez años, lo que se considera un factor de riesgo.

Es como si los promotores de la campaña no conociesen la existencia de la ITV cuyas revisiones garantizan por un año el correcto estado del vehículo, el suficiente al menos, o como si quisieran ponerle dos alforjas al burro, o ser más papistas que el Papa. Bastante tienen ya los automovilistas encima como para venirles todavía con más obligaciones, aparte de las molestias que este tipo de controles suelen ocasionar sobre todo al producirse en ciudad donde muchos conductores circulan ejerciendo trabajos o servicios que les obligan a tener muy en cuenta los horarios.

Se entienden las razones alegadas respecto a seguridad del tráfico y todo lo demás pero es dudoso que ello justifique una campaña insólita, como si no hubiese nada mejor que hacer. Ya se sabe que un vehículo moderno, con todos los nuevos elementos que incorpora, ofrece un plus en la circulación, un plus que los coches viejos, con más de diez años, difícilmente pueden garantizar. Pero de eso a afirmar que ello duplica la posibilidad de fallecer o resultar herido en accidente media su distancia, entre otras razones porque casi todos los vehículos de hace una década o incluso más, cuenta de origen con esos dispositivos, o al menos con los más básicos.

Naturalmente que todo el mundo quisiera tener un automóvil flamante, último modelo, o casi, y que nadie salvo los coleccionistas conducen por gusto coches viejos, sino que lo hacen por carecer de recursos para adquirir un vehículo nuevo, o incluso porque cumple sus necesidades de transporte. Zamora es precisamente una de las provincias de la región castellano-leonesa donde más automóviles de segunda mano se venden, y los que mas se venden son los que llevan tiempo rodando, más de una década según los datos, porque son los más baratos, como es fácil comprender. Parece que algunos se olvidan de la crisis pasada y de la situación real de la economía de las personas, pues aunque el paro disminuya, según ratifica la EPA, los salarios difícilmente sirven para cubrir semejantes alegrías.

Es obvia la buena voluntad municipal pero es una equivocación sin sentido por cuanto esa labor ya se realiza a través de las ITV, además de una molestia para los conductores que sufran el control. Y tampoco parece que sea muy acertado poner al propietario de un vehículo viejo de cara a las condiciones que le obligan a no poder cambiar de coche, como la mayoría de la gente quisiera.