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El idílico mundo del fútbol

Choca que la presunta delincuencia fiscal en el deporte del balón solo se concentre en una parte de España

Llevamos tiempo leyendo noticias sobre corrupciones y corruptelas, sobre el escaqueo de los deberes para con Hacienda, sobre la redacción de contratos en los que no se llama a las cosas por su nombre, sobre inventarse empresas interpuestas: en suma, de un cúmulo de acciones encaminadas a no contribuir con los deberes fiscales, en los que los protagonistas del mamoneo vienen siendo las estrellas del fútbol; aquellos que ganan tanta pasta que no acabarían con ella ni tirándola; esos que, nos guste o no, son, de alguna manera, modelo de niños y jóvenes. Y también nos hemos enterado de la campaña que se ha abierto para acabar con esos jetas que no quieren cumplir con sus obligaciones, que no hay más remedio que aplaudirla, porque, hasta hace poco parecía más fácil, para Hacienda, detectar 100 euros en la declaración de la Renta de un trabajador que 100 millones en la de un potentado. Así que bienvenido sea ese nuevo estilo de llamar al orden a los insolidarios y a los presuntos delincuentes fiscales. Se da el caso que, hasta ahora, esta caza ha afectado a jugadores del FC Barcelona, concretamente a Messi, Neymar y Mascherano, a los que ha venido a unirse últimamente Etoo. Entre los cuatro existen factores comunes, como son el hecho de su calidad de extranjeros y ser los que más ganan en su club y en el conjunto del mercado español dedicado a ese deporte.

El hecho que ese grupo de incumplidores con Hacienda se concentre en un solo club podría dar que pensar, ya que algún mal pensado podría rumiar que se tratara de algo más que una ocurrencia de determinados jugadores, para acercarse a algo parecido a una práctica habitual. También llama poderosamente la atención que esos casos que ahora han salido a la luz solo afecten al FC Barcelona y no a otros poderosos clubes, en especial a algunos cuyos presidentes no se han caracterizado, precisamente, por haber seguido trayectorias ejemplares -algunos han estado o se encuentran actualmente en la cárcel por delitos de los mal llamados de guante blanco- de ahí que alguien podría llegar a pensar que no se haya utilizado la misma vara de medir en todos los casos.

Desde otro punto de vista, podría también llamar la atención el hecho de que la presunta delincuencia fiscal en el fútbol solo se concentre en una parte de España, y que se dé por hecho que el resto de los contribuyentes futboleros sean unas cándidas hermanitas de la caridad que se dedican a pintar sus clubes de idílicos colores. De manera que en el hipotético caso que aparecieran casos similares en clubes de otras partes de España, no solo no llegaría a sorprender a nadie, sino que además harían más efecto los argumentos ejemplarizantes.

En ese mundo en el que se mueve tanto dinero y son tantas las posibilidades de negocio, son los multimillonarios chinos y árabes los que se dan de tortas por hacerse con su control y hay que pensar que no será porque "sientan los colores del club" precisamente. Téngase en cuenta que el presupuesto anual del FC Barcelona y el Real Madrid -que no son sociedades anónimas deportivas- casi alcanzan los 700 millones de euros, lo que equivale a más de cien mil millones de las antiguas pesetas.

El mundo del fútbol es un tanto diferente, tan diferente que algunos sociólogos dicen que sin él no podría explayarse la gente, que se pensaría más en otras cosas que a algunos puede que no interesen, que la presión interna de los individuos aumentaría peligrosamente. El mundo del fútbol es tan peculiar que llegan a producirse escenas surrealistas, como las que ofrecen determinadas manifestaciones callejeras en las que se pide que determinados clubes no desciendan de categoría porque deben dinero a todo quisqui, o por no cumplir sus deberes con Hacienda o con la Seguridad Social, instituciones a las que, dicho sea de paso, adeudan más de 300 millones de euros. Y lo más asombroso es que entre quienes las protagonizan puede verse, con verdadero bochorno, cómo hay personas que forman parte de las listas del paro, o que se ven obligados a hacer equilibrios para poder llegar a final de mes. Pero claro, hay quien dice que solo hay dos cosas en la vida que no pueden cambiarse: la madre y el equipo de fútbol. Y visto así, con esa perspectiva tan sui , todo puede llegar a explicarse, incluida la cuadratura del círculo.

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