Llegan las elecciones y, en esta tierra, todo son elogios para el campo. En él están nuestras raíces, nuestra cultura de siglos, nuestra riqueza lingüística, nuestra despensa, etcétera, etc. Y hasta el futuro de Castilla y León, según dijo, con estas mismas palabras, la consejera de Agricultura el pasado miércoles en el llamado I Foro Agrario y Agroalimentario celebrado en Madrid. No anunció medidas de apoyo ni prometió nada concreto (quizás lo deje para la campaña), pero sí se lanzó a tumba abierta por la vía de los elogios para adular a un sector que, diga lo que diga Silvia Clemente, las está pasando canutas.

La consejera ya tiene, según su discurso madrileño, nombre y plazo para que Castilla y León, su agricultura y ganadería, "culmine el reto de liderar Europa". Ahí es nada: liderar Europa. Claro que la cosa va para largo. El plan-estrategia se denomina "Agrohorizonte 2020"; o sea que hasta el 2020 no seremos líderes europeos. ¡Cuan largo me lo fiáis!, que dirían en el Tenorio. ¿Y si para entonces Silvia Clemente ya no es consejera y a sus sucesores les da por romper con sus proyectos como ya le sucedió con otros en sus etapas de consejera de Medio Ambiente y de Cultura? ¡Ah!, el que venga detrás que arree. Pero de momento, y con la resonancia de todo lo que sale de Madrid, ya tenemos titulares de prensa y ya hemos dejado boquiabiertos a los espabilados de la Villa del Oso y el Madroño, todos muy listos y muy influyentes. No es para menos. Doña Silvia aseguró que dispone de 10.100 millones de euros de dinero público (PAC, Fondos Feder y recursos propios de Castilla y León) que destinará a potenciar los siete sectores que su departamento ha identificado como "de mayor potencial" y más capacidad para crear empleo y riqueza. Y los enumeró: vino, ovino, remolacha, ibérico, cultivos hortofrutícolas y patata, herbáceos de alto valor añadido y vacuno de leche y carne.

Yo no sé como reaccionaron los sesudos escuchantes madrileños, pero yo me he quedado patidifuso. ¿No se quejan a diario los profesionales de estos sectores de que pierden dinero, de que sus explotaciones no son rentables, de que las ayudas llegan tarde y mal?, ¿qué está pasando con los precios de la leche, sea de vaca o de oveja?, ¿qué ocurrió el año pasado con la patata?, ¿por qué ha disminuido la siembra de remolacha?, ¿cuánto se ha pagado por un kilo de buena uva acogida a denominación de origen? Si se trata de halagar los oídos de la gente del campo, uno puede entenderlo (aunque no lo respalde) dado el tiempo preelectoral en que andamos metidos de hoz y coz, pero solo hasta ahí, porque los hechos, la situación actual del agro de esta tierra, dista mucho de hallarse en la Arcadia feliz que pintó la consejera. Y si no que le pregunte a las asociaciones agrarias, a las cooperativas, a los que llevan años esperando para cobrar las ayudas prometidas en mejora de explotaciones o para instalarse en el campo, a los que tienen paralizados proyectos porque la Confederación Hidrográfica del Duero se ha cerrado en banda y no pueden hacer pequeños pozos ni nadie les da soluciones, a quienes han perdido mucho de su patrimonio con la desaparición de las cuotas lácteas, a los ganaderos que todavía no saben cuál será el Coeficiente de Aprovechamiento de Pastos (CAP) que les tiene bloqueados, a quienes están arrancando viñas o dejándolas sin cultivar porque son ruinosas, a los que prefieren vender sus vacas o sus ovejas porque se han cansado de perder tiempo, trabajo y dinero? Es posible que el futuro de Castilla y León esté en el campo, pero no así.

El mismo día que Silvia Clemente decía estas cosas en los Madriles, el presidente de la Junta soltaba en Saldaña (Palencia) una frase lapidaria: "Solo el PP garantiza que existan los pueblos". También me quedé ojiplático, desconcertado. Juan Vicente Herrera no es muy dado a lanzar perlas así, ergo algo raro está pasando. Tampoco es muy proclive a hacer bolos por las zonas rurales y ya lleva cuatro o cinco mítines, cada uno en una provincia. Y anuncia varios más antes de que comience la campaña propiamente dicha. De modo que el moderado Herrera reivindica para sí y para su partido la supervivencia de los pueblos. ¿Hasta cuándo? ¿También reivindicará su desaparición cuando lleguen a ella los que ahora agonizan y pierden población a chorro? ¡Qué cosas hay que oír! ¿Por qué ahora esta mirada entre vehemente y bucólica e idílica hacia un sector al que dan la espalda durante meses?, ¿serán tan malas las encuestas que maneja el PP como para que Herrera se presente por doquier en plan salvador de los pueblos? Ya saben: si gana cualquier otro, adiós a los pueblos. El problema es que aquí lleva ganando el PP desde que se hacía la mili con lanza y los pueblos están como están. Casi se puede decir que estaban, en pasado. ¡Sálvanos, Juan Vicente!