El pasado martes día 28 la Fundación FOESSA (Fomento de Estudios Sociales y Sociología Aplicada) y Cáritas han presentado en Madrid el VII Informe sobre exclusión y desarrollo social en España 2014. Ha sido fruto de una investigación sociológica realizada en los últimos cinco años y en el que han participado un equipo de más 90 expertos e investigadores de 30 universidades de nuestro país.

El informe analiza de forma exhaustiva cuestiones como el modelo social de nuestro país, la actual distribución de la renta, los procesos de exclusión social, el mercado de trabajo, el estado de bienestar, qué nueva sociedad surgirá tras las crisis, el capital social y cultural, y la situación de España en el entorno internacional.

Merece la pena descargarlo y leerlo con detenimiento (lo pueden encontrar en la página web de Cáritas Española). Se constata que el núcleo central de la sociedad española considerado en situación de integración social plena es ya una estricta minoría y en la actualidad representa tan solo el 34,3%, mientras que en 2007 superaba el 50%.

Esto significa que la población excluida en España asciende ya al 25% y afecta a más de 11.746.000 personas. De ellas, 5 millones se encuentran en

exclusión severa. Además, hay que tener en cuenta que 2 de cada 3 personas excluidas ya estaban en esta situación antes de la crisis (se habla de exclusión social cuando las personas no pueden acceder a los servicios públicos mínimos: vivienda, educación, sanidad y protección social).

Como propuestas, entre otras, se destaca la necesidad de construir un compromiso redistributivo ético que nos acerque a la media europea. A este respecto, los impuestos no pueden quedar al margen de la obligada cohesión social, ya que no es posible mantener un sistema de servicios públicos equitativo y de calidad sin la aportación de todos los ciudadanos al mismo, cada uno en función de sus ingresos y su patrimonio.

¿Nos dice algo todo esto? En una sociedad totalmente egocéntrica e individualista, empezando por muchos que nos representan políticamente, se impone una regeneración democrática que, basada en los valores de la justicia, la honestidad y la solidaridad, nos ayude a superar estas lacras. Jesús ante la amenaza de Herodes contestó: «id a decirle a ese zorro: hoy seguiré curando y echando demonios; mañana llego a mi término». Desde estas convicciones, hablemos bajito y actuemos con coherencia, ilusión, trabajo y evitando eso de «a río revuelto, ganancia de pescadores».