Es un gran día para la Democracia. Un día que me reconcilia con la humanidad y la Justicia. Parece que, al fin, la de la balanza se ha puesto a pesar chorizos y a empaquetarlos para ponerlos destino al trullo. Que a un político corrupto le metan en una habitación con barrotes es un acto ejemplar. Un gran estímulo para el ciudadano sufriente, que palidece de indignación viendo cómo los innombrables se lo llevan crudo.

Ha caído el expresidente de Baleares, Jaume Matas, que parece un corrupto de tomo y lomo, aunque la Justicia no haya dicho la última palabra, pues apelarán al Supremo. Pero la dirá y acabará en la cárcel. Al tiempo.

Lo que parece poco gratificante es el espectáculo que están dando los políticos. Mientras la Justicia labora, ellos se enzarzan en rencillas sin sentido. Socialistas y populares no han brindado porque se aparte del cuerpo social a los ladrones. Se echan los trastos a la cabeza tratando de sacar ventaja política. Estoy con el socialista Jordi Sevilla, que se asombra de que los partidos usen la corrupción en vez de combatirla.

Soraya Rodríguez, portavoz socialista, dando una lección de supina ignorancia, ha llegado a decir que el caso Matas es terrible porque «es el primer caso en que un presidente autonómico puede acabar en la cárcel». No creo que mienta a sabiendas, pero Soraya no ignora, o no debe, que el presidente socialista de Navarra, el sacerdote Javier Urralburu, fue condenado a once años de prisión.

El «caso Urralburu» fue un feísimo asunto de cobro de comisiones a empresas constructoras en la adjudicación de obra pública. Olvida Soraya que el Supremo le dejó la condena a precio de saldo: cuatro años. Lo que no sé es si pagó los 780 millones de multa.

Esta es la lectura más sucia que se puede hacer de la sentencia de Jaume. Que trate de desviarse la atención para aparentar que los chorizos son los otros, cuando son todos. Y cuando digo «todos», me refiero a que en los dos partidos se cuecen sucias habas. Lo que toca es alegrarse en el PP por la condena de Matas y alegrarse en el PSOE porque el ex director general de empleo de la Junta de Andalucía, Francisco Guerrero, esté en la cárcel por el asunto de los EREs.

No debiera olvidarse Soraya que el repugnante asunto de los EREs supone el que muchos socialistas se repartieron, cuando no esnifaron en cocaína, el dinero destinado a los parados andaluces.

O sea, que no es la hora del reproche, sino de la albricia. Y más cuando sigan los procesos contra Matas. Y más cuando el asunto de los EREs avance y vaya encarcelando a más socialistas corruptos. Y más cuando avance el asunto Gürtel y los ladrones del Partido Popular vayan a vomitar sus robos en la cárcel.

Y quiero ver en qué acaba lo de Pepiño Blanco, la gasolinera y su fastuoso chalé madrileño. Y lo del vicepresidente de Madrid y su dúplex de Marbella. Y?

Espero con ansia el devenir del asunto Urdangarín. El yerno del rey podría seguir los pasos de Jaume y acabar también en la trena. Y llegará la Pantoja, que a lo mejor tiene que cantar entre rejas por expoliar con su novio el ladrón Julián Muñoz, presuntamente, el dinero de los marbellíes. Y a lo mejor hasta acaba imputada Cristina, la hija del rey, que sería ejemplo de ejemplos.

El círculo se cerrará cuando los pequeños rateros de las pequeñas alcaldías acaben dando cuenta de sus estafas y purguen por sus robos en la cárcel. Ojalá llegue el día en que todos estos mamones chupen muchos años de presidio. La Justicia parece que se ha arremangado y cuando la Justicia se arremanga, hay que echarse a temblar. Ojalá no quede todo en nada. Como casi siempre hasta ahora.

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