Dicen los empresarios de la CEOE-Cepyme que existe en Zamora una sensación de paralización, de que nada se mueve, de que los proyectos clave están estancados y de que esto no marcha. Y que los responsables de esta anómala situación "tienen nombres y apellidos". No concreta la patronal sus acusaciones, pero tampoco hace falta, una vez que se suma a las críticas del equipo municipal de gobierno contra la oposición, así, en bloque, sin hacer distingos entre rojos, desteñidos y mediopensionistas. Eso sí: reclama que los concejales se pongan de acuerdo y manos a la obra, y trabajen todos en la misma dirección, porque se deben a sus electores. Delicado asunto, éste de meterse en el juego político, democráticamente legítimo, donde se supone que todos persiguen lo mismo, lo mejor para la ciudad, aunque obviamente no coincidan en los medios, porque tampoco sus modelos urbanos y sus ideas son iguales, lo que en teoría es un fiel reflejo de sus respectivos votantes. Así que por ahí, no se debe generalizar un determinado estado de ánimo en nombre de todos los ciudadanos.

Si yo tuviera que señalar responsables e incluso dar los nombres y apellidos que los empresarios se callan, comenzaría por los ideólogos y dirigentes del PP, por no haber conseguido la mayoría suficiente para gobernar a su antojo el Ayuntamiento y poder llevar su programa a la práctica. Sólo después apuntaría al equipo de Gobierno, a la alcaldesa y a sus varias "manos derechas", tanto como a las minorías opositoras del socialista Carlos Hernández, del izquierdista Guarido y del independiente Mateos. A todos en un grado de culpabilidad parecido. Pero sin olvidar que quien marca el camino y quien maneja el volante, para bien y para mal, es el equipo de gobierno. A éste es al primero que hay que "achuchar", conminarle a que sea capaz de convencer a los demás con sus propuestas y a que haga gala de una flexibilidad en sus posiciones que también es exigible al resto de los grupos. Nos guste o no, les disguste o no a ellos, ninguno está en condiciones de imponer su santa voluntad o sus caprichos. Están condenados a entenderse desde la misma noche del 27 de mayo pasado.

Yo intuyo que la mayor parte de los recados, incluido el que ahora envían los empresarios de Angel Herrero, van dirigidos a presionar sobre todo a los independientes de Adeiza-UPZ, pero sigue siendo injusto descargar en ellos culpas ajenas o colectivas, por muy dueños que sean de la famosa "llave" de la gobernabilidad. Además, estamos comprobando cómo esta minoría no se cierra en banda ni se encastilla en la intransigencia, sino que acepta gustosa el diálogo, desbroza en público cada iniciativa y pone sobre la mesa sus condiciones, casi siempre en forma de propuestas razonables para la ciudad, aunque no sean suficientes a ojos del bloque izquierdista, lo que no deja de ser algo absolutamente lógico y hasta saludable. El acercamiento de posturas sobre los presupuestos de 2008 (y no sólo con Adeiza), por ejemplo, evidencia que los acuerdos son posibles a pesar de las distancias ideológicas. Se acabó el tiempo del rodillo y de la imposición, desde un lado y desde el otro. Ninguna de las minorías ha dicho, de palabra o con hechos, que no quiere puentes, normas urbanísticas, polígonos industriales, centros logísticos y lo mejor para Zamora. Y todas tienen el mismo derecho a defender su modelo, que es el de quienes les eligieron. No hay malos ni buenos, que conste.