Tras el empacho electoral de 2007, atiborrado de promesas que no se van a poder digerir en los próximos cuatro años de mandato, en Zamora nos habíamos acostumbrado a los años "light", caracterizados por la lenta digestión de la pesada burocracia: firmita aquí, licitación allá de aperitivo; primera piedra acullá como entrante; plato muy fuerte e interminable en la ejecución, con reformado y aumento de precio incluido; de postre, molestias y protestas vecinales, y como guinda final, el remate de socavones y otros defectillos ópticos sin necesidad de abusar del buen vino.

Pero en el año 2008 se ha radicalizado el mensaje de lo "light" y nuestros políticos con mando en plaza nos han puesto a dieta total "sin" o "0,0", pese a las elecciones generales convocadas para marzo.

"Sin" puente nuevo en Zamora y "sin" que se inicie su construcción este año, porque los trámites, que comenzaron con el aperitivo de la promesa hace más de diez años, aún requieren uno más de adobo, y eso "sin" contar con elementos como las imprevisibles crecidas del Duero. "Sin" transporte en el área metropolitana, pese a llevar más de seis meses de cocina, con estudio previo y varias reuniones entre responsables, y eso que las carreteras ya están hechas y hasta deshechas. Un año más, que no están maduras, y hay que seguir mareando la perdiz antes de cazarla definitivamente, no sea que cojamos una fiebre, envenenada por culpa de los topillos que son los nuevos chivos expiatorios del campo.

"Sin" AVE, claro (no confundir con una perdiz mareada), porque si poner cuatro autobuses a funcionar o hacer un solo puente sobre el Duero lleva su tiempo, lo del velocísimo AVE no va a ser una comida rápida, sino hecha a fuego lento, a la manera tradicional de estas tierras.

Los demás proyectos andarán cocinándose un añito más, "sin" que se puedan llevar a la mesa este año (museos varios, Centro de Congresos); "sin" materia prima para empezar (Ecobarcial, Hospital en Benavente). Algunos seguirán en la cámara fría, como las empresas que se anuncian y nunca se instalan; y otros pidiendo que los poderes públicos los metan en el microondas de la recalificación del suelo, como el campo de golf.

Así que para el 2008 que nadie espere nada, y eso que es bisiesto y hay un día más para rematar proyectos o lanzar promesas.

Puede que sea porque, pese a ser electoral, en los dos meses que quedan hasta marzo no da tiempo a inaugurar nada, y después, ¿a quién le interesa cuando todo el pescado esté vendido seguir cocinando las sobras?

O hablando de pescado, como el periodo electoral coincide con la Cuaresma, época de ayuno y abstinencia, y como en Zamora somos tan Semana Santa y además el 2007 acabó con una explosión de nacional-catolicismo en las calles, se impone la austeridad y el sacrificio para merecer un dulce tocinillo de cielo en la otra vida.

El caso es que este año se estrena sin un aperitivo siquiera para ir haciendo boca, y nuestros representantes sólo la abren -la boca- para decir que los unos y los otros no tienen nada que poner en el plato.

O será que se creen que Zamora es pan comido para la derecha y hueso duro de roer para la izquierda, y que el dos para el PP y la pingada para el PSOE no lo cambia ni dios.

Porque eso sí, mucha Semana Santa, pero poca fe es lo que hay en estas tierras. Tan poca que ya ni se molestan en que creamos las promesas, y ya no hay ni entremeses sobre la mesa.

Al final, va a resultar que los únicos que creemos que las cosas pueden cambiar somos los laicos, los hombres y mujeres de poca fe que nos llaman, aunque con mucha esperanza.