Estoy con la Asociación en Defensa de la Atención a la Anorexia Nerviosa y la Bulimia (Adaner) en su reclamación para que se tomen medidas contra la exhibición de modelos de "delgadez extrema" en las pasarelas. En la última pasarela Cibeles, la del reencuentro de los diseñadores durante tanto tiempo "missing" de la misma, ha sorprendido la delgadez de algunas modelos. Parecían el espíritu de la golosina. Y tampoco es eso. Algunas modelos han declarado que les exigían estar sumamente delgadas, muy por debajo de la talla 38 que es la que pone límites a esta absurda y enfermiza manía de algunos diseñadores de vestir alfiliteros.

Cada vez son más las jóvenes españolas que incrementan el censo de anoréxicas. Las cifras empiezan a ser alarmantes. Las pasarelas de moda no ayudan mucho que digamos. En 1999 se aprobaron unas recomendaciones del Senado de las que se viene haciendo caso omiso. Recuerdo, si no me equivoco, que la Cámara Alta pidió unánimemente al mundo de la publicidad y de la moda que no utilizara la imagen de la mujer con un peso inferior a unos "límites saludables". La publicidad y la moda, no sé si por ese orden, han venido haciendo caso omiso. La Pasarela Cibeles ha rizado el rizo.

Comprendo que se vista mejor a una joven escasa de todo que a una mujer hecha y derecha, entradita en carnes. Pero es que la mayoría patria es de estas últimas. Incluso cantidad de jóvenes y adolescentes están sobradas de kilos. Sin embargo desde la pasarela se sigue rindiendo un culto desmedido a la delgadez extrema, a la falta de formas, al rectilíneo de algunos cuerpos. Desde Twiggy, aquella modelo británica de los sesenta o setenta que, por cierto, ha vuelto a las pasarelas, se ha impuesto la ausencia de formas que se disimulan mucho mejor con drapedados y otras argucias textil-creativas de los modistos.

Y, mientras tanto, como "donde fueres haz lo que vieres", nuestras jóvenes más frágiles ven por televisión y en las revistas esos cuerpos-junco que les molan más que los otros e inician el calvario que les conduce a la anorexia y, cuántas veces, de ésta a la muerte. Han sucumbido ya demasiadas como para que la flor y nata del hilo y la aguja patrios, no tengan en cuenta el daño que están haciendo con su obsesión por la flaqueza de sus modelos. Flaqueza la de ellos, que sucumben y demuestran no saber vestir cuerpos más hechos.

Si las propias modelos protestan y se someten a dietas que pueden acabar con su buen juicio e incluso con su vida, qué no se cocerá en los entresijos de estos "simposios" de la moda que algunos pretenden con mayúsculas, las de la admiración supuestamente a una labor bien hecha pero que, en realidad, tampoco es para tanto. Están jugando con la vida de miles de adolescentes y no quieren reconocerlo. Adaner hace bien en protestar y elevar su protesta a las más altas instancias. La anorexia es un problema de todos. Y a todos nos corresponde echar una mano, no poner el pie de la zancadilla como al parecer se ha hecho en Cibeles fomentando la delgadez extrema. Carmen Calvo, presenta el 23 de marzo su colección primavera-verano y las tallas no bajan de la cuarenta. De ahí para arriba, lo que usted quiera. Eso es ver la realidad con perspectiva y lo demás son cuentos.