El Carnaval es más que disfraces, fiestas y máscaras. También es gastronomía. A las míticas flores de Carnaval se suma otro preciado dulce que gusta a todos: las orejas.

Preparar este postre lleva tiempo, no te vamos a engañar. Tú mismo puedes elegir atreverte a hacerlas o, directamente, irte a una pastelería a degustarla. Nosotros te animamos a ponerte el mandil y meter las manos en harina.

Ingredientes

  • 500 gramos de harina
  • Dos huevos
  • 100 gramos de mantequilla
  • 50 ml de anís
  • Sal
  • Ralladura de un limón
  • 200 ml de agua templada
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Aceite de girasol
  • 100 gramos de azúcar glass

Elaboración

  1. Derretimos la mantequilla y la mezclamos en un bol con el agua, la sal, la ralladura de limón, el anís, el azúcar y los huevos. Dejamos aparte la harina y el aceite.
  2. Batimos con varillas hasta que quede una masa homogénea.
  3. Después, vamos añadiendo la harina poco a poco mientras seguimos batiendo con las varillas. Tiene que quedar una masa ligera, húmeda y grasa. Una vez hecha, habrá que dejar que repose en torno a una hora.
  4. Pasado ese tiempo, toca preparar las orejas. Lo hacemos a partir de bolas pequeñas, de unos dos centímetros de diámetro, de la masa. Con el rodillo, las aplastamos y les conferimos su particular forma. Tiene que quedar una masa delgada. Para evitar que se peguen, aplicamos aceite de oliva virgen extra en el rodillo y la superficie que utilicemos.
  5. Una vez listas, las tenemos que freírlas en abundante aceite muy caliente ­­–aquí podemos optar por el de girasol, que respetará mejor los sabores propios de este dulce–. Mientras se fríen, hay que estar muy atentos para que no se tuesten demasiado, y darles la vuelta en el momento adecuado.
  6. Al retirarlas, las dejamos sobre papel absorbente para evitar el aceite sobrante.
  7. Sobre el resultado final, espolvoreamos más azúcar glass para darles el toque definitivo.