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'Eliminado: dark web', sin motivos para la satisfacción

Se trata de un experimento curioso pero inútil por completo y agota apenas se ha iniciado

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Ya está fuera de toda duda que cualquier película que recibe una aceptable respuesta de la taquilla, sobre todo si se trata de una como ‘Eliminado’, que se rodó en diez días en interiores y en tiempo real, puede tener de inmediato la consiguiente secuela.

Ciertamente, después que la primera pasara por los cines españoles con más pena que gloria, aquí tenemos ya la segunda, con un argumento muy similar y con unos ingredientes que son más de lo mismo.

Lo que llama la atención es que no hay ninguna coincidencia ni en el equipo técnico, que en la parte inicial estaba a las órdenes del director ruso Leo Gabriadze, ni en el artístico, encabezado por Heather Sossaman y ahora por Colin Woodell.

Respecto al argumento, el punto de partida es idéntico, con un chat entre un grupo de amigos, pero el comienzo sustituye al asustado amigo que dice ser víctima de una misteriosa y sobrenatural fuerza, por un miedo más teórico que real que pretende ir adueñándose de la pantalla desde el momento en que un veinteañero se compra un nuevo portátil y encuentra una serie de archivos ocultos y se los enseña a sus amigos en un chat on line, metiéndoles a todos involuntariamente en la dark web.

No sólo eso, comprueban que alguien les observa y está empeñado en hacer lo que sea posible para proteger a la web. La parte sustancial de la película es, por supuesto, la división de la pantalla, de modo que cada plano se haya rodado como si fuera en la propia televisión. Lo normal son cinco pantallas, pero se llega a siete, algo que es muy llamativo pero que resulta un hándicap para los elementos dramáticos. Y eso se deja sentir porque solucionarlos con los gritos de una de las protagonista no es de recibo y tampoco el configurar un artificioso clima de histeria.

En fin que aquí es donde se nota las carencias de un Stephen Susco que, además, es un guionista que debuta en la dirección. El experimento, ciertamente es curioso pero inútil por completo y agota apenas se ha iniciado la proyección.

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