A un paso del fracaso o a una victoria que fortalezca al grupo. No existe otra conclusión. España está al borde de un precipicio que se veía lejano y que había pasado por la cabeza de pocos. En Sudáfrica también se perdió el primer partido y eso es cierto, pero la situación fue bien diferente. El golaveraje ha dejado aturdida a la selección, pero no noqueada, y es que las posibilidades aunque escasas están encima de la mesa.

Ganar, ganar o ganar a Chile, como decía Luis Aragonés. No hay más opciones, pero esta selección está capacitada para eso y para mucho más. Cierto es que La Roja necesita cambios, y muchos, respecto con la alineación del pasado viernes ante Holanda. No menos cierto es que algunos de los que deberían ir al banquillo no irán, pero ese es otro tema. Los que más papeletas tienen para ver el partido desde una situación que no esperaban hacerlo son Pique, Xavi, Silva o incluso Diego Costa. Los dos primeros, los jugadores del Barcelona, no están a buen nivel, y aunque a Xavi es obligatorio perdonarle casi todo por lo que ha dado, la realidad es que no merece estar en el once. Koke, sobrado de calidad, espera suplir al catalán y probablemente le llegue ahora esa opción. El caso de Piqué es bien distinto. A un nivel muy por debajo del esperado en las últimas dos temporadas se ha ido apagando a medida que la luz de Puyol lo hacía, y sin él se ha quedado en una sombra de lo que fue. Por él, podría entrar Javi Martínez. Por su parte, Silva, al igual que sucedió en 2010 en Sudáfrica puede ser uno de los señalados por Del Bosque. Tal vez injusto o tal vez no, pero probablemente le toque de nuevo al canario, que se podría ver relegado al asiento en detrimento de Pedro. La última de las dudas del técnico manchego está en la delantera. Diego Costa no realizó un mal primer tiempo ante Holanda, pero el factor Villa y su capacidad de aparecer en los momentos importantes siguen retumbando la cabeza de Vicente.

Con todos estos posibles cambios hay algo que parece evidente y es que la selección llegaba a este Mundial con la necesidad de hacer un lavado de cara a un grupo que estaba cansado y que urgía de variaciones, pero éstas no llegaron. Uno de esos nombres es el de Fernando Llorente y viendo lo que sufre Chile por alto sigue resultando incomprensible su ausencia. Ante Australia, un Tim Cahill venido a menos, pero con la ilusión de un chaval que acaba de comenzar en esto de pegar patadas a un balón, volvió loca a la defensa de los de Sampaoli y volvió a demostrar que con los centros al área se sienten perdidos. En ese escenario, el riojano de la Juventus podría haber resultado fundamental.

Cambiando completamente de posición, existe un problema al que el aficionado de la selección no puede escapar y se llama Carles Puyol. Su salida de La Roja provocó un desconcierto más allá de lo deportivo, sino de liderazgo. En el centro de la defensa, Piqué trabajaba de manera ordenada, segura y con las coberturas del '5' del Barcelona, quien siempre cuidó de él. Con la ausencia del veterano central, el combinado español perdió ese control de la zaga. Ahora, Piqué ha dejado de tener ese punto de referencia y con Sergio Ramos a su lado ha perdido el sentido táctico para convertirse en un zaguero casi anárquico y que sufre demasiado a la espalda, como se pudo ver con Holanda. Dentro de este panorama, Vicente del Bosque tiene en su mano dar la oportunidad a Javi Martínez que seguramente ha hecho méritos para merecerse ese puesto en el once titular.

Con el debate en la portería, los problemas en defensa, la aparente lentitud en el centro del campo y la polémica con la delantera, el pesimismo parece haberse apoderado del seguidor de la selección. Sean lógicos o no todos estos matices, lo que cabe pararse a pensar es si este combinado merece tal crítica y es que caigan en la fase de grupos, en octavos, o en aquella maldición de cuartos de antaño que ya no existe, los jugadores que pusieron una estrella en la camiseta merecerían el mismo aplauso que se llevaron hace cuatro años.