Las lluvias de la primavera y las altas temperaturas se llevan por delante la cosecha de sandía

El coste de las piezas de fruta ha aumentado más del 50% respecto al año pasado

La Unió Llauradora valora en 44 millones de euros las perdidas directas para los productores de la Comunidad Valenciana

Precio del kilo de sandías y melones en una frutería de Elche.

Precio del kilo de sandías y melones en una frutería de Elche. / ÁXEL ÁLVAREZ

Juan Fernández

Escasez de sandías y melones en establecimientos de la provincia de Alicante. Las frutas más codiciadas del verano están teniendo problemas para salir al mercado con una producción acorde a su demanda. Su reducida oferta, derivada de las dificultades de su cultivo este año, donde influyen diversos factores, ha generado un aumento de los precios y unas piezas más pequeñas y con menor calidad.

En mercados y grandes superficies, este hecho se traduce en un aumento del coste de más del 50% con respecto al año pasado. Fruteros de la provincia comentan que el kilo de sandía rondaba los 70 céntimos el pasado año, mientras que ahora "no baja de los dos euros", llegando a acercarse a los tres en algunos casos. Esta concatenación de sucesos conlleva, además, una bajada de ventas de sandías y melones ante unos clientes que no acceden a pagar más dinero por un género más pobre tanto en tamaño como en sabor.

En este sentido, los agricultores ponen de relevancia su trabajo, algo que catalogan como "muy técnico", y señalan que esta subida de precios es externa a ellos, que siguen recibiendo "unos beneficios irrisorios por pieza" pese a su incremento de coste en el mercado. Desde la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja), explican que el proceso de siembra de la sandía es "uno de los más caros y costosos". Pero viendo todo esto, ¿cuál es ese proceso?

Según informa Asaja, la sandía se siembra en noviembre y diciembre en invernadero, en pequeños alvéolos o bandejas de semillero. En este punto, añaden, se siembra también una pepita de calabaza en la misma fecha. Cuando han crecido unos centímetros, sobre el mes de enero, se injerta la planta de sandía sobre la calabaza. Y en marzo se trasplanta al campo, con terreno acolchado, con plástico y una manta geotextil cubriendo las plantas para protegerlas del frío y del viento. Así hasta principios de abril, que se destapan y ya empiezan a crecer y florecer.

Cuando se planta, finalizan, se le ponen tres líneas de goteros, primero solo se riega por una de la líneas, la situada junto a la líneas de las plantas, pero cuando los frutos empiezan a engordar se les riega por las tres líneas desde mitad de mayo hasta la recolección. "Las sandías son en un 90 % agua y en su fase final necesitan mucha agua. Si les falta, se pierde todo", añade Asaja al respecto.

Escasez de género en fruterias.

Escasez de género en fruterias. / AXEL ALVAREZ

Grandes pérdidas

La Unió Llauradora calcula que las perdidas directas para los productores de la Comunidad Valenciana de sandía y melón rondarán esta campaña los 44 millones de euros como consecuencia de "una concatenación de problemas meteorológicos que han provocado una reducción de cosecha a la mitad en ambos cultivos". Según las estimaciones de la organización agraria, los productores de sandía perderán 27 millones de euros y los de melón, 17.

La cosecha de sandía difícilmente superará la cantidad de 35.000 toneladas, lo que supone un descenso del 52% en relación a la pasada campaña, y de un 63% sobre la media de las últimas quince. En cuanto a la producción de melón, esta oscilará en torno a las 17.000 toneladas, que representa un descenso respecto a la campaña pasada del 53% y, en relación a la media de los últimos 15 años, del 62%.

Para esta temporada, según datos del Ministerio de Agricultura, hay plantadas en la Comunidad Valenciana un total de 1.534 hectáreas de sandía (57% en la provincia de Valencia, 23% en la de Castellón y el 20% en la de Alicante). Estas cifras se traducen en un ligerísimo incremento de solo el 2% sobre la pasada. Sin embargo, hay que destacar que desde el año 2.000 existe un 31% menos de superficie plantada de sandías en territorio valenciano. 

Además, los datos del Ministerio de Agricultura también reflejan la superficie plantada de melones en la Comunidad Valenciana, con 1.260 hectáreas (71% en la provincia de Alicante, 20% en la de Castellón y 9% en la de Valencia), lo que representa un aumento de cosecha del 5%. Sin embargo, la superficie está en retroceso si atendemos a los datos del año 2.000, algo que la Unió califica de "alarmante", con un descenso de superficie de un 31% respecto al año referenciado.

Así, la Unió Llauradora valora que los precios oficiales que están recibiendo los productores valencianos de sandía en la actualidad, que son un 60% superiores a los de la campaña pasada, "no compensan ni la fuerte reducción de producción ni los incrementos de los costes de producción que de media son un 20% más altos que los de campañas anteriores".

En este sentido, estiman que la reducción de la producción se produce, tanto en sandía como en melón, como consecuencia de varios fenómenos meteorológicos adversos: "En primer lugar, por las elevadas temperaturas durante la época de plantación, que aceleraron el crecimiento de las plantas y al mismo tiempo limitaron el cuajado de los primeros frutos. Posteriormente, las lluvias intermitentes de mayo y junio, junto a temperaturas suaves, hicieron que se echaran a perder muchos frutos". Esto, añaden, "sumándolo a las granizadas del mes de junio".

Además de la influencia del cambio climático en los cultivos, durante esta campaña se han visto "ataques masivos", según la Unió, de jabalíes en busca de alimento y agua en las zonas productoras, "generando también numerosas pérdidas". En este punto, la organización autonómica reclama "medidas para evitar la sobrepoblación de estas especies".

Inseguridad

Otro de los temas que ha relucido en esta problemática es el relativo al trasvase Tajo-Segura. Desde la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores, atañen esta falta de producción a "la inseguridad de no saber si íbamos a tener agua por las decisiones de la ministra como consecuencia del trasvase". En este sentido, y según informan de la propia asociación, los agricultores decidieron no comprar las plantas y no programar las plantaciones como sí hicieron en años anteriores. "La semilla es carísima y el agricultor no puede costearse esos precios con esa incertidumbre, eso genera que tenga que reducir su plantación", comentan.

Así, atañen la merma del cultivo a una decisión política y consideran "un ataque a la agricultura" las decisiones tomadas. "Jamás había faltado sandía y melón en verano, era algo impensable", añaden desde Asaja. A su vez, respecto a la incidencia del cambio climático en la pérdida de cultivos, vuelven a derivar su argumentario a la falta de agua, declarando que "cuando el tiempo en mayo hizo que empeorase la situación y hubiese desabastecimiento, se hizo todavía más importante la necesidad del regadío".

Los altos precios provocan reducción de ventas.

Los altos precios provocan reducción de ventas. / AXEL ALVAREZ

Esta problemática se empezó a notar a finales de mayo, cuando la producción venía de puntos como Almería y Sevilla, y se acrecentó cuando llegó el turno de Murcia, Cartagena y la Vega Baja. Llegados a este punto, fruteros de la provincia valoran la posibilidad de que haya "otros intereses" en la producción, dejando entrever que igual interesa entrar en otros mercados con otro tipo de cultivos. "Hay que recordar que Valencia era el máximo productor de sandías y melones a nivel nacional, pero decidieron dejar de plantar hace 5 años o así porque tenían otras prioridades", comenta un frutero del Mercado Central de Alicante.

Ahora, a su vez, esperan que la producción generada en Castilla-La Mancha pueda revertir la situación, debido a que actualmente es el primer productor de España de esta fruta. Estas remesas, provenientes del mercado manchego, suelen llegar por el mes de agosto a los comercios alicantinos.

Representantes de las grandes superficies también confían todas sus esperanzas en la salubridad de esta cosecha. Sin embargo, desde la Asociación de Supermercados de la Comunidad Valenciana (Asucova), confirman que "no va a haber desabastecimiento", asegurando que "hay muchos proveedores que pueden abastecerse en otros mercados".

Plantas injertadas

Llegados a este punto, faltaría saber por qué se ven afectados directamente los melones y las sandías y no se extrapola a otras frutas o verduras cosechadas. El profesor y doctor en Ingeniería Agrónoma de la Universidad Miguel Hernández Pedro Javier Zapata Coll, estima que el principal problema que sufren las plantas de estas frutas es que "no son especies adaptadas" y que son "plantas injertadas no comunes entre las herbáceas". Esto genera que su desarrollo fisiológico tenga complicaciones cuando llegan inclemencias meteorológicas.

"El problema reside en que no se ha trabajado en la selección de especies que se adapten bien a los cambios que puedan haber como consecuencias del tiempo. No trabajamos ya con especies adaptadas, simplemente se han seleccionado en criterios de producción, para favorecer la alta productividad, e incluso con técnicas aeronómicas como la del injerto", comenta Zapata, asegurando que eso "reduce las posibilidades de adaptación a diferentes modificaciones como pueden ser las producidos por el cambio climático".

Además de la naturaleza de su plantación, también les daña directamente la cronología de su tratamiento, según el propio profesor: "Al haberse realizado todas sus plantaciones para entrar en producción ahora, les ha afectado de forma directa los episodios de lluvias que han tenido lugar a finales de mayo y principios de junio principalmente. Esto hace que se haya perdido gran parte de la producción, mientras que si se hubiera hecho una siembra para alargar una mayor cantidad de periodos de recolección, no tendríamos estos problemas".

Por tanto, atañe al cambio climático la causa principal de esta reducción de la producción de sandías y melones: "El cambio climático tiene que ver con temperaturas cada vez más altas, pero también con fuertes lluvias que llegan cuando no tenían que llegar, lo que sucedió aquí en mayo y en junio. Estas cosas hacen que se agudicen todavía más los problemas".