El MMT Seguros puso ayer fin a su buena racha como local ante un BM Benidorm que ganó (21-26) fruto de sus mejores prestaciones en todos los apartados de juego. Una derrota que tuvo un especial sabor amargo por llevarse a cabo en el descanso de la contienda la tradicional foto de la cantera del balonmano zamorano. Un acto que provocó la mejor entrada en el Ángel Nieto en lo que va de 2018.

Con colas en la taquilla del pabellón hasta la puerta de vestuarios y la grada de bote en bote, el MMT Seguros tenía claro que no iba a guardarse nada y buscaría sumar dos puntos más a su casillero. Un premio importante, ya que todos sus principales adversarios en la lucha por la permanencia tenían partidos complicados. Pero, ni los "Guerreros de Viriato" tuvieron su mejor día, ni BM Benidorm dejó que el equipo de García Valiente pudiera recompensar a sus aficionados con una buena actuación y una alegría.

Dos misiones se había marcado el equipo zamorano antes del partido: Defender con soltura la dualidad que forman el lanzamiento exterior y el pivote de los de Zupo; y realizar movimientos que permitieran tiros cómodos con los que anotar con más facilidad que en encuentros anteriores. Y esas metas se alcanzaron por momentos pero, no fue suficiente.

El inicio fue vibrante, con ambos equipos tratando de dar un ritmo infernal a sus acciones. Un propósito que hacía de los primeros minutos un constante intercambio de golpes entre ambos contendientes. En esas lides, los visitantes empezaron por delante pero, poco después, Octavio logró el empate y llegó a poner a los suyos por delante gracias a un siete metros forzado por Mouriño (3-2, m. 6).

La superioridad, sin embargo, generó poca renta y BM Benidorm respondió con contundencia. Aprovechó las pérdidas de b alón zamoranas para, a portería vacía, recuperar las riendas del envite y ponerse por delante (3-4, m. 10), algo que no volverían a lograr los locales.

No se vino abajo el MMT Seguros pero, en los siguientes minutos, se estrellaría directamente con Mijuskovic. El guardameta estuvo sensacional y sostuvo a los suyos en más de una ocasión. Sus intervenciones (acabó la primera parte con un 52% de acierto) fueron decisivas para que la renta visitante no se evaporara. Cerca estuvo de lograrlo el plantel pistacho, que se puso a un gol. Sin embargo, la preocupante falta de acierto en el tiro local permitió a BM Benidorm sacar tajada de las pérdidas de balón pistacho y marcar tres tantos de diferencia que no tuvo dificultad en mantener al paso por vestuarios (9-12).

En el medio tiempo, la cantera y el trofeo de los Hispanos entraron en pista. La espectacular imagen de cada año debía servir para motivar a los "Guerreros de Viriato", no muy lejos del triunfo dada su bajísima eficacia. Pero, pese a dar un paso adelante en su juego, su rival también mejoró respecto al primer acto.

Un golazo de Octavio y una buena defensa local marcaron el inicio de un segundo acto en el que la zaga alicantina se hizo más firme sobre el leonés. Aún así, el central movía con tino al equipo y Mijuskovic veía bajar sus porcentajes, dando esperanzas a un MMT Seguros que, sin embargo, encajaba gol con relativa facilidad. Así, a falta de veinte minutos, (12-15).

La diferencia se mantuvo hasta que, en el minuto 12 del segundo acto, los colegiados descalificaron con roja directa a Mouriño por una acción bastante dudosa y lejana de considerarse antideportiva. La inferioridad de esta amonestación y el jarro de agua fría que supuso perder al pivote pasó notable factura a los de García Valiente.

La acción caldeó el ambiente, ese que arrancó con cerrada ovación a Salinas y acabó con un sonoro abucheo a una pareja arbitral que se cebó con Octavio -al que le anularon unos cuantos goles- y no amonestó con la misma severidad en una jugada más peligrosa al visitante Calderón en su intento por frenar a Ander Iriarte.

Esas guerrillas fueron lo que puso "picante" al partido en su recta final ya que, desde la roja a Mouriño, BM Benidorm no encontró problema alguno para marcar diferencias en el luminoso y aguar la fiesta al MMT Seguros. Una celebración triste pues los zamoranos no pudieron dar lo mejor de sí mismos ante una afición a la que tampoco pudo dedicar punto alguno.