La "Fortaleza de los Templarios" busca dueño

El Ayuntamiento de Losacino ha iniciado un proceso de investigación con vistas a conocer, con carácter oficial, quien es el dueño de la antigua fortaleza del Condado de Alba de Aliste situado a la vera del río Aliste y dentro del término de Castillo de Alba.

Así lo acordó en el transcurso de su último pleno la Corporación Municipal por unanimidad de sus cinco ediles: Oscar Fernández Peña (alcalde), María del Carmen Luengo Vidal, Víctor López Crespo y José Luis Crespo Lobo, del PP, y Juan Miguel Fernández Lobo, del PSOE.

El Castillo de Alba de Aliste, en virtud del Decreto de 22 de abril de 1949 sobre Protección de los Castillos de España y de conformidad a la Ley de 11 de julio de 2002 de Patrimonio de Castilla y León, está catalogado como Bien de Interés Cultural, lo que supone que cualquier proyecto de actuación necesita obligatoriamente la correspondiente autorización de la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural.

La histórica fortaleza medieval, construida sobre un castro prerromano, lleva ya muchos años abandonada de la mano de Dios y de los hombres, sin que se sepa a ciencia cierta quien es su propietario en la actualidad

La investigación se centrará en el Castillo de Alba de Aliste con su murallas, baluartes, fosos y cualesquiera otras fortificaciones existentes en él para "investigar dicho bien y su consideración de naturaleza pública, a fin de que existan evidencias de que tales terrenos son del municipio".

Por este motivo, se ha incoado un expediente de investigación de la titularidad de dichos bienes y derechos, que presuntamente pertenecen al Ayuntamiento y se tratará de recabar de los registros que procedan cuantos antecedentes y datos consten relativos al Castillo de Alba, incorporando las certificaciones que se emitan al efecto.

El Ayuntamiento abría ayer un período de exposición pública durante un mes para que las personas o entidades afectadas puedan presentar alegaciones. Finalizado este período se abrirá otro plazo de prueba donde se admitirán los documentos públicos judiciales, notariales o administrativos otorgados con arreglo a derecho; reconocimiento y dictamen pericial y declaración de testigos. El Castillo de Alba de Aliste, construido con muros de mampostería, abarca la superficie de una loma con 78 metros de longitud y 30 metros de anchura.

La torre principal, cuyos restos aún aguantan en pie, definen su diseño rectangular: habría contado con tres plantas. La otra torre se situaba hacia el norte, justo donde estaba la entrada de acceso. La defensa se extendía con un revellín en el que había saeteras de cazoleta.

Mientras unos creen que sus orígenes pueden retrotraerse a la Reconquista, otros apuntan al reinado de Fernando II de León, entre los años 1.157 y 1188.

La primera referencia manuscrita aparece en el año 960 en un diploma de Sahagún, con motivo de una donación hecha por el Rey Sancho de León, de la Villa de Pensum y dos viñas en el valle de Sancte Crucis de Zamora, citado como "Alba Castello". Pedro Fernández de Castro "El Castellano" y García López son, en 1189, los primeros tenentes registrados como tales. Una de las hipótesis es que fuera ampliado y reforzado en ese siglo XII durante el reinado de Fernando II de León (que fue quien se lo entregó). Fue protagonista en las guerras con Portugal.

Solamente dos años después, el 15 de febrero de 1191, la fortaleza formó parte de la dote en la boda de Alfonso IX de León con Teresa, que era hija del rey Sancho I de Portugal. Algo que no llegó a efecto pues el Papa Celestino II declaró nulo el matrimonio al ser parientes por incesto.

Luego se repetiría la misma maniobra en posterior boda de Alfonso IX con la hija de Alfonso VIII de Castilla, Berenguela, también anulada por Roma, eso sí, Inocencio III, legitimó la descendencia. En 1196 era arrebatado por Alfonso VIII de Castilla a su yerno Alfonso IX de León.

Con el Tratado de Cobreros el Castillo de Alba de Aliste, junto a otros, con sus poblaciones y derechos, pasaban a manos del infante Fernando III de León el 26 de marzo de 1206.

Dicho acuerdo buscaba poner fin a las disputas surgidas entre los reinos de León y Castilla sobre la posesión de las fortalezas que habían formado parte de la dote en la boda de Alfonso con Berenguela. En la "Concordia de Villafáfila" rubricada el 27 de septiembre de 1220 por Alfonso IX la fortaleza pasaba a los templarios: "Yo, el Señor Alfonso, Rey, restituyo por medio de este documento al Maestro y a la Orden Militar del Templo, Alba de Aliste con todos sus derechos y posesiones". Si se restituía era que ya había pertenecido con anterioridad a ellos. De hecho Alfonso IX se había comprometido a donárselo mucho antes, allá por el año 1211.

Casi un siglo lo moraron los Caballeros Templarios. En 1310 el Comendador Fray Gómez Pérez se refugio en él tras la expulsión de la orden de Castilla, unos años antes de la represión mediante la bula "Vox in excelso" en 1312 de Clemente V.

La marcha obligada de los Caballeros Templarios trajo consigo que el Castillo de Alba pasara a manos de la Soberana y Militar Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de derecho pontificio de vocación asistencial y hospitalaria de carácter caballeresco y nobiliario.

Juan II donó el castillo en 1434 a Don Álvaro de Luna que acto seguido lo cedía a Enríquez de Guzmán que en 1449 pasaba a ser el primer Conde de Alba de Aliste, merced a Enrique IV.

Fue vital el Castillo de Alba de Aliste en las continuas guerras transfronterizas, –solo le separaban de Portugal lo que hoy es el termino de Fonfría y Castro de Alcañices– se le considera parte importante en la Independencia Portuguesa y de hecho existe constancia que los portugueses lograron tomarlo en 1640.

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