Los pueblos de Zamora como esperanza

Luelmo, disperso plácidamente entre las típicas cortinas sayaguesas

1.- Paredes de cortinas con la iglesia al fondo.
2.- Una de las Lloranas del cementerio.
3.- Ayuntamiento.
4.- Fuente Concejo.
5.- Cementerio y Ermita de Santa Catalina.

1.- Paredes de cortinas con la iglesia al fondo. 2.- Una de las Lloranas del cementerio. 3.- Ayuntamiento. 4.- Fuente Concejo. 5.- Cementerio y Ermita de Santa Catalina. / l javier sainz

Javier Sainz

En el medio de tierras fértiles y despejadas, Luelmo divide su casco urbano en barrios bastante separados entre sí, como si pretendiera integrarse totalmente con su fecundo entorno. Esos distritos son, Las Eras, Portillas, Asmesnal, Galeras y La Iglesia, siendo este último el principal, el núcleo hacia el que concurren los demás. Debido a esa dispersión, intercaladas entre todos ellos se extienden numerosas fincas cercadas con paredes, las características cortinas sayaguesas. Para llegar hasta ahí la ruta más común es la carretera que enlaza Bermillo de Sayago con Moralina y Villadepera, distando 8 kilómetros del primero de esos pueblos.

Pese a que en nuestros tiempos dominan las casas de nueva construcción, se mantienen bastante bien los caracteres arquitectónicos del pasado. La mayoría de los edificios están construidos con mampostería de granito, destinando largos sillares, bien recortados, para dinteles de puertas y ventanas. Perduran numerosas portaladas como acceso a los corrales, con salientes ménsulas pétreas sobre las que se apoya la viga que sostiene el tejadillo que resguarda a los portones. En algunos de los inmuebles hallamos detalles de cantería más elaborados. Destacan una puerta y los vestigios de otra de la calle Portillas de Abajo, formadas por jambas minuciosamente acanaladas y las trozas superiores con recuadros. Edificio muy característico es el actual Club de Jubilados. Posee un portal abierto, bien soleado, tendido todo a lo largo de su fachada, sujeto sobre un pilar monolítico cincelado con esmero.

La sede del ayuntamiento se ubica en una céntrica encrucijada. Es un inmueble moderno, de dos pisos, con un pequeño soportal en la planta baja que integra nobles pilastras de granito posiblemente reaprovechadas. Encima se alza el balcón y arriba del todo el emblemático reloj público. Para colocar las banderas reglamentarias se han dispuesto mástiles exentos en uno de los costados. En el municipio se integra también el vecino lugar de Monumenta.

Muy características son las fuentes de las que antaño se surtieron los vecinos. La mayor parte de ellas son los acostumbrados pozos cuadrados forrados de piedra, con escaleras para acceder hasta el agua y con un amplio lastrón para proteger todo el conjunto. Así aparecen las de Asmesnal, Moral y Pozo de la Vega. No obstante, existe otra más vistosa y celebrada, la conocida como Fuente Concejo, que se diferencia por su mejor hechura. Se emplaza en un pequeño espacio libre cerca de la travesía que lleva al barrio de Portillas y de la carretera que comunica con Monumenta. Está toda ella creada con sillería pétrea, sombreada con una bóveda de medio cañón y con una techumbre externa a dos vertientes. Además se completa con tres pináculos ornamentales. Tradicionalmente se le ha considerado como obra romana, aunque es muy probable que sea muy posterior, tal vez del siglo XVII. La única noticia antigua que se sabe de ella es que fue modificada en el siglo XIX, momento en el que se agregó la cubierta que ahora posee. Por delante se halla una gran pila monolítica cuyo destino principal fue el de lavadero. El bucólico rincón en el que todo este conjunto se halla, rodeado de paredes de huertos y algún arbolillo de poco porte, realza sin duda su figura.

Disperso plácidamente entre las típicas cortinas sayaguesas

Fuente Concejo en Luelmo de Sayago. / J. S.

Pese a la nobleza de los elementos ya señalados, todavía se presentan más excelsos los edificios religiosos. Como en tantos otros sitios destaca la iglesia parroquial, consagrada a San Pedro. A nuestros tiempos llegó en muy mal estado, habiéndose rehecho los tejados recientemente. Sus orígenes son sin duda románicos, sirviendo de indudable testimonio la perduración de, al menos, un canecillo, situado en la fachada del sur. El primitivo recinto, sin duda modesto, sufrió una reconstrucción total alrededor del siglo XVI, completándose con obras posteriores. Por el exterior consta de una cabecera cuadrada, algo más elevada que la nave y una espadaña muy gallarda sobre el hastial de poniente. Ese campanario está dotado de tres ventanales, con impostas muy salientes, pináculos esquineros y estéticas volutas en los laterales del cuerpo alto y del coronamiento. Formando una misma unidad se le une otra espadañuela menor junto a las troneras. La portada, al sur, cobijada en un pequeño alpende, posee un arco de medio punto creado con grandes dovelas y enmarcado por chambrana. Sobre la clave existe una pequeña hornacina, en la que se cobija una imagen moderna del santo patrón. Afirman que esa figura fue donada por el padre de la conocida y añorada actriz Concha Velasco, el cual era oriundo en la localidad, de donde emigró a Valladolid.

Disperso plácidamente entre las típicas cortinas sayaguesas

Llorona en el cementerio de Luelmo de Sayago. / J. S.

El interior consta de una sola nave, muy espaciosa, dotada de un par de arcos fajones levemente apuntados, sin duda medievales, a los que se agrega el triunfal, bastante posterior. Las techumbres son armaduras funcionales de madera, perdurando, al menos hasta hace poco, algunas zapatas con labores ornamentales. Descuella el retablo mayor, barroco, muy suntuoso, pleno de ornamentos, con San Pedro papa en su hornacina principal y, arriba, un relieve de la Asunción de la Virgen rodeado de multitud de cabezas de angelillos. Otras imágenes rellenan los nichos secundarios, entre ellas las de San Juan Bautista y Santa Clara. Completan la dotación artística dos retablos laterales, barrocos nuevamente.

A orillas de la iglesia se abre la plaza mayor local, aprovechándose la pared del campanario como juego de pelota. Anima esos espacios una estética fuente ornamental moderna, formada por un gran cuenco. Otro valioso elemento es un simbólico crucero alzado en una de las esquinas. Además del habitual cerco de escalones, posee una basa cúbica ornada con diversas labores geométricas, entre ellas una roseta. La hermosa cruz superior se alza sobre un fuste monolítico rematado en un sobrio capitel. Otro crucero similar, incluso más elaborado, se ubica dentro de un diminuto jardín existente frente a la puerta de la propia iglesia.

Hacia el sur, cerca del barrio de Las Eras, se emplaza el segundo edificio religioso local. Es la ermita de Santa Catalina, la única que perdura de las tres que existieron anteriormente. Hallamos un oratorio de amplias dimensiones, no muy alto, construido con materiales más pobres que los de la iglesia. Llegó también en estado muy precario a nuestros tiempos, habiéndose consolidado y repuesto su tejado en el año 2021. A su vez, sobre el muro occidental se alza una espadañuela de un solo vano. Se aprecia un reaprovechamiento de materiales, destacando un sillar en la base del muro occidental decorado con dos volutas y una especie de flor o corazón, sin duda destinado en origen a otro lugar mucho más noble. Queda constancia de que para este oratorio se reutilizaron piedras provenientes de la desaparecida ermita de San Gregorio, la cual estuvo ubicada en el Cerro Santo. Sobre la puerta de entrada que se abre al norte, protegida por un angosto portalillo, existe una inscripción antaño semioculta por las gruesas capas de encalados que hacían imposible su lectura. Para ella se especuló una remota antigüedad, pero al limpiarla ha quedado claro que señala “Esta obra siendo cura don Pedro Gavilán se yzo año 1732”. En los amplios espacios abiertos, existentes por delante de la puerta se sitúan dos esbeltas cruces pétreas, de las cuales una de ellas se halla ahora caída y rota. El interior, un tanto desamparado, posee dos arcos perpieños sobre los que carga una cubierta de madera. Un pequeño pero delicado retablo barroco que preside los espacios sirvió de trono a la imagen de la santa, guardada ahora en la iglesia. Tras él y bajo los encalados se intuyen algunas pinturas murales. Antaño a Santa Catalina de Alejandría aquí venerada se la invocaba como protectora contra la rabia. Por ello acudían numerosas gentes, incluso con los rebaños de ganado, para pedir protección frente a esa terrible enfermedad. Aunque el día propio de la mártir es el 25 de noviembre, aquí, para honrarla, celebran su ofertorio en el mes de agosto, realizando una procesión muy concurrida.

Disperso plácidamente entre las típicas cortinas sayaguesas

Cementerio de Luelmo de Sayago. / J. S.

Adosado a la ermita por el mediodía, buscando su amparo en ella, se sitúa el cementerio local. Está rodeado de una pared sumamente peculiar, lo que le hace ser uno de los camposantos más notables de la provincia. Esa tapia está formada por una especie de puntales alargados, monolíticos, colocados verticalmente y dispuestos de manera regular, rellenándose los espacios intermedios con cuidada mampostería. Como remate superior, posee gruesas losas que generan una especie de voladizo bien recortado, con numerosos pináculos y un notable crucero a modo de crestería. A su vez, en las esquinas hallamos dos rústicas estatuas, muy significativas, que representan a mujeres que miran hacia el interior, hacia las propias tumbas. Aparecen tocadas por un amplio manto y muestran el rostro compungido, con sus manos unidas ante el pecho. Se las conoce con el apropiado nombre de Las Lloronas. Vienen a ser unas de las figuras de arte popular más expresivas entre todas las que conocemos.

Dentro de los campos libres del término local, hacia el sur, adquiere un notable protagonismo el ya mencionado Teso o Cerro Santo. Es un altozano insignificante en cuanto a su altura, ya que alcanza 825 metros y sólo supera en unos cincuenta las cotas medidas en el propio casco urbano. A pesar de ello y debido a la horizontalidad de los terrenos circundantes, el dominio paisajístico es grandioso. Desde allá arriba se siente una especie de liberación, como si el cielo estuviese más cerca y los anhelos humanos muy por debajo. Nada extraña que fuera elegido desde antiguo para comunicarse con la Divinidad. Es por ello que aquí se construyó un santuario consagrado a San Gregorio, ahora desaparecido, antaño muy frecuentado.

Centrando la atención en el sonoro nombre de la localidad, el topónimo de Luelmo se afirma que deriva de “el olmo”. Sobre la historia local poco es lo que se sabe. Como todos los lugares de Sayago, éste debió de fundarse muy pronto, pero la noticia escrita más antigua que se conoce está datada en la ya tardío año de 1275 y se halla en el Tumbo Blanco de la catedral de Zamora. En cuanto a la situación actual, el lugar mantiene una envidiable vitalidad. La base de su riqueza está en la ganadería, existiendo diversas naves diseminadas por la periferia local. A su vez existe un importante almacén de distribución de bebidas.

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