Pinos micorrizados para regenerar el monte quemado en Villanueva de Valrojo, en la Sierra de la Culebra

Un grupo de 30 voluntarios participaron en la repoblación con 2.600 árboles inoculados con hongos autóctonos

Una treintena de voluntarios han participado en la repoblación de más de una hectárea de monte de Utilidad Pública en el paraje de Cavalascuevas, perteneciente al término de Villanueva de Valrojo. Más de 2.600 pinos se plantaron en la finca que ocupa más de 4.5 hectáreas, arrasadas en su totalidad por los incendios del verano de 2022. Por prestación personal, adultos y niños, plantaron los ejemplares micorrizados con boletus pinaster y cantharellus.

La convocatoria de la asociación La Culebra no se Calla tuvo respuesta de los vecinos de Villanueva y también de Pumarejo, Faramontanos, Cional y Villardeciervos.

Por prestación personal, como ya se plantó hace 60 años esta misma finca, y cuyo tocones han sido testigo durante más de un año de las labores de preparación del terreno con el cuidado de que toda la materia resultante del incendio en descomposición no modificara sustancialmente el PH del suelo. Nazaret Mateos, directora del proyecto ReFosetas, se ha encargado de mantener más de 12.000 pinos que le fueron donados a la asociación La Culebra no se calla. Los cepellones han sido inoculados con cultivos de esporas que ya son visibles en las raíces de los pinos. Aunque algunos ejemplares no han aguantado bien el verano sí han sido y serán efectivos para “contagiar” cargados de esporas y micelios.

En la zona elegida para la repoblación ya se plantaron, con anterioridad, cientos de ejemplares micorrizados que son reconocibles tanto por el color rosado de las acículas, como por el verde y tamaño de las “hojas” de los ejemplares. El suelo ha sido generoso en la producción de hongos que agilizan la descomposición de los restos vegetales inertes del incendio. Todos los hongos inoculados para la regeneración del suelo son fruto del cultivo de especímenes producidos en Villanueva, con plena adaptación a las características del suelo.

El paisaje está muy presente entre los participantes. Si Cavalascuevas está en la memoria colectiva de Villanueva, hay otros parajes que se repoblaron en otras zonas de la Sierra que han corrido la misma suerte. Sonia Pomeda y Raúl Gómez, de Cional, colaboran con la plantación. Muestran en el cepellón de un pino la mancha blanca que va corriendo por las raíces, la micorriza de boletus. Siendo niña, Sonia con cinco años, fue de excursión a Peña Crecidas entre Cional, Boya y Villardeciervos, un roquedo que se veía bien pero que tras la repoblación con pino quedó invisible.

El incendio ha dado visibilidad de nuevo a esta peña que remonta las leyendas a los tesoros que enterraron los moros en su grieta. Y más recientemente, fue lugar de refugio y escondrijo para un vecino del pueblo, durante la Guerra Civil.

La siguiente generación, la de Elsa, recogerá los frutos de esta repoblación en la que los niños también contribuyen a regenerar el monte. Las primeras lecciones son las de aprender a sembrar y trasplantar, abrir un hoyo, introducir el cepellón, cubrir con tierra, apretar el suelo. Y esperar.

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