Enfermedad Hemorrágica Epizoótica en Zamora: "Las vacas no tienen fuerza ni alegría"

María Mulas hace frente a la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica en su explotación de Villanueva de Campeán a base de medicación y control continuo

Ha perdido dos vacas

"Tenemos el mosquito encima y más no podemos hacer"

María Mulas atiende a su ganadería, situada en Villanueva de Campeán

María Mulas atiende a su ganadería, situada en Villanueva de Campeán / ANA BURRIEZA

"Alberto, tenemos el mosquito". María Mulas, farmacéutica de Sanzoles y madre de tres hijos, nunca hubiera querido dar esta noticia a su marido, convaleciente por un accidente taurino.

La baja del ganadero ha obligado a María a tomar también las riendas de la explotación familiar de vacas de campo en el peor momento, cuando la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE) se ha metido de lleno en la finca, situada en Villanueva de Campeán.

Desbordada por una enfermedad que ya le ha matado dos vacas y buena parte de la cabaña de 60 animales aparece infectada, María ha tenido que echar mano de amigos y vecinos para hacer frente a una situación completamente nueva, tanto por la magnitud como por la virulencia. "Nunca habíamos vivido algo igual. Siempre tienes alguna cosilla con el ganado porque son seres vivos, incluso asumes que se te muera alguno. Pero esto es brutal. Me recuerda al Covid, aunque ahora con las vacas".

"Las vacas no tienen fuerza ni alegría"

Javier Pozo inyecta a una res con la garrocha / Ana Burrieza

Alberto y María ya venían recibiendo noticias preocupantes de amigos de la comarca de Ledesma y se cuidaron de aplicar repelente en los lomos de los animales como medida de prevención. No sirvió de nada.

El fin de semana del 19-20 de agosto, la ganadera se encontró una vaca mal, fatigada, metida en el arroyo y eso le mosqueó. "La pinché antibiótico y antiinflamatorio, pero ya sin solución. Al día siguiente estaba muerta. Supe que no nos librábamos".

Y se puso manos a la obra, a medicar a los animales con síntomas para evitar males mayores. Lo que en condiciones normales en esta temporada del año sería una visita a la dehesa "una vez a la semana o incluso más, siempre que haya agua y comida, y no surjan complicaciones", se ha tornado en un ir y venir continuo.

María Mulas frente a una de las dos vacas que ha perdido

María Mulas observa una de las dos vacas que ha perdido / Ana Burrieza

"Cada dos días venimos a tratarlas y el día que descansamos, también hay que verlas por si alguna vaca necesita más tratamiento o vitamina y ver cómo evolucionan. Es un no parar, no damos abasto. Siguen saliendo vacas enfermas y la verdad es que más no podemos hacer" relata la farmacéutica, obligada a multiplicarse para afrontar una crisis todavía de imprevisibles consecuencias.

"Es una pena, las vacas no mugen, no las oyes, se levantan muy torpes. Si estuvieran bien, se pondrían detrás del coche porque huelen la comida. Pero se pasan el tiempo echadas, debajo de los árboles, no tienen alegría ni fuerza" describe María mientras recorre la finca junto a uno de sus hijos y los amigos que echan una mano.

"Las vacas no tienen fuerza ni alegría"

María Mulas aporta comida a un toro / Ana Burrieza

¿Cómo se manifiesta la enfermedad? "A veces se les inflama la lengua, les salen llagas en la boca y en las mucosas, caminan mal; es como si el aparato locomotor les fallara. Les cuesta levantarse, dejan de comer y de beber, adelgazan en pocos días. Es un sufrimiento ver así a los animales" explica la ganadera mientras al volante de un todoterreno no deja rincón su escrutar para comprobar la situación de la cabaña y pinchar a las vacas que se encuentran peor.

Explotación afectada por la EHE en Villanueva de Campeán

Explotación afectada por la EHE en Villanueva de Campeán / ANA BURRIEZA

Tarea que asume un amigo de la familia y también ganadero, Javier Pozo, que con habilidad y no pocos esfuerzos lanza la garrocha al animal para inyectar antiinflamatorios y vitaminas; y a las que están peor, un antibiótico. "Llevo ya pagada una factura de más de mil euros en medicación. Lo que nos faltaba este año" expresa Mulas.

Aún con todos los esfuerzos, no han podido evitar una segunda baja. Mientras espera la llegada del camión de recogida, el cadáver del animal se ha convertido en un auténtico manjar para los buitres.

"Las vacas no tienen fuerza ni alegría"

Alberto, hijo de María, conduce una de las reses / Ana Burrieza

Javier Pozo tiene su explotación de vacas de campo en Jambrina, donde tampoco se han librado de la presencia del mosquito. "Esto no para". También está pinchando a las reses en la confianza de que "esto se pueda cortar. Espero equivocarme, pero esto tiene pinta de haber venido para quedarse" advierte Pozo sumido en la incertidumbre, como todos los ganaderos de vacuno extensivo.

"Yo le decía a la gente, estamos con el mosquito. Tened cuidado que se nos mueren las vacas. Y al principio la gente como que no quería verlo, pero ahora me llegan muchos diciendo que cómo estamos tratando a los animales. Hay muchas vacas enfermas y estamos muy asustados" expresa María.

María Mulas y Javier Pozo preparan la garrocha con medicina

María Mulas y Javier Pozo preparan la garrocha con medicina / ANA BURRIEZA

Obligatoria declaración

Cómo actuar en caso de sospecha. La EHE es una enfermedad de declaración obligatoria, que debe ser comunicada a los servicios veterinarios oficiales en el plazo de 24 horas. Además de por el cumplimiento de la normativa, es conveniente realizar la comunicación para permitir un mejor conocimiento de la enfermedad para poder tomar las medidas necesarias.

Se recomienda que esa explotación, así como al resto de la zona afectada e incluso a la zona libre, realicen desinsectaciones en las instalaciones y si es posible en los animales, ya que la experiencia confirma que aquellas explotaciones que realizan control de vectores tienen menos problemas clínicos.

En cuanto a los cuidados hacia los animales afectados, conviene aplicar el tratamiento sintomático que necesiten, así como facilitarle el acceso al agua y a la comida, especialmente en caso de explotaciones en extensivo y en días de más calor, ya que los animales afectados suelen tener más problemas para moverse, para masticar y para deglutir.

No afecta al consumo de carne

Es una enfermedad vectorial infecciosa no contagiosa transmitida por insectos del género Culicoides que afecta a animales rumiantes silvestres y domésticos, en ningún caso afecta a los humanos. No hay ningún tipo de restricción con relación al movimiento o consumo de productos animales (carne, leche, piel, etc.), pero sí al movimiento de animales vivos.

Rosa María Alonso Fernández, Jefa del Servicio Territorial de Agricultura y Ganadería de Zamora, ha confirmado que hasta el momento todos los casos confirmados y sospechosos afectan a ganado vacuno extensivo, no a explotaciones estabuladas. En la provincia de Zamora están registradas 1.712 explotaciones de vacuno con un censo de 127.000 animales.

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