Nuestra Señora la Virgen de las Nieves lograba ayer el milagro en días de calores y sequía: La Torre recuperó la alegría y las ganas de vivir que le caracterizan para unidos venerar su protectora, tras dos largos años donde la pandemia se había llevado por delante a unas de las fiestas con más arraigo de todo Aliste.
Las vísperas mantuvieron la tradición de las vigilias. Media hora de rezos que la fiesta necesitaba convencer al cuerpo, y también al alma, en días de tanto jolgorio.
Fue sonar las gaitas y los tamboriles de la agrupación folclórica alistana “Manteos y Monteras” y renació la esperanza: la animada comitiva de festajeros fue recorriendo las calles con los vecinos y emigrantes de todas las edades, listos para abrir las puertas de par en par a la fiesta turrionas. Bailes llanos y jotas, tonadas a viva voz y sones de gaita y dulzaina atemperados con la degustación de cualquier celebración alistana que se precie de serlo: el hornazo típico alistano, un sabroso manjar con sabores a tocino y longaniza conjugados al calor del horno de leña. La disco móvil La Rave fue la encargada de animar la movida nocturna.
Y llegó el día más esperado. Las bronceadas campanas de la iglesia parroquial de San Julián y Santa Basilisa rompieron los sonidos del silencio con sus celestiales repiques, y los hombres y mujeres de La Torre acudieron vestidos con sus mejores galas participando en la santa misa, para sacar en procesión a Nuestra Señora la Virgen de las Nieves por las calles del pueblo. Niños, jóvenes y mayores nadie quiso perderse ni se perdió la gran cita. Tras participar en los actos religiosos, la vecindad disfrutó del vermut y del mejor folclore con el grupo “Aires de Aliste” de Pobladura, que también puso su música y sus danzas por la tarde. La verbena popular nocturna contó con la actuación del grupo Spider.
Hoy sábado continuarán los actos con misa, bailes y vermut por la mañana. Los niños serán los protagonistas, a lo largo de la tarde, con un parque infantil, tren turístico y fiesta de la espuma. La última verbena popular, en La Torre, son muy afamados y concurridos los bailes nocturnos, llegará a la una de la madrugada con la actuación junto al río Aliste de la orquesta “Superstar”.
Los festejos aún contarán con cuatro días más de actividades: mañana domingo tendrá lugar el encuentro de gaiteros con pasacalles, actuaciones y degustación de sangría y rosca para todos cuantos asistan a La Torre a tocar y disfrutar de las gaitas de fole. Ya el lunes se ofrecerá una buena merendola para todos los niños. El lunes habrá sesión de cine.
El acto solidario y comunitario tendrá lugar el martes cuando a las 8.30 de la mañana los voluntarios saldrán al campo para librar al monte de toda clase de basuras: botellas y plásticos han quedado a la luz tras pasar por parte del término el incendio de la Sierra de la Culebra.
Un trabajo altruista que tendrá como compensación una buena convidada a hornazo para todos a la antigua usanza de los concejos.Los festejos se despedirán el 10 de agosto, miércoles, para dejar el mejor sabor de boca, con el tradicional guiso a base de carne de ternera alistana con patatas.
La Torre de Aliste recuperará la costumbre de nombrar una Comisión de Fiestas que será la encargada de organizar las fiestas de 2023. Se trata de una tradición que se perdió en 2020 y 2021 al no poder celebrarse las fiestas a causa de la crisis sanitaria global originada por la pandemia.
Una de las primeras veces que se contrataron orquestas en La Torre fueron “Los Nuestros” de Ferreruela de Tábara y “Los Copapeales” de Santa Cristina de la Polvorosa, estos últimos por 10.500 pesetas para dos días.
El punto de inflexión llegaba en los años ochenta cuando el grupo Dragón de Asturias comenzó a casar sensación en La Torre. A partir de ahí las fiestas de La Torre se convirtieron en hito para los jóvenes alistanos, y por allí han pasado orquestas y grupos de la talla de Apache, Paradisse, Amistad, Canadá, Océano, Strenos, Futuro y Cañón.
