Riofrío rememora el resurgir de su mascarada de invierno el 1 de enero de 1972 con la edición del libro “Los Carochos 50 años”, obra “en homenaje a los vecinos del pueblo que supieron recuperar y mantener la mascarada, así como a los jóvenes que han llevado durante todos estos años, la antorcha del rito, orgullosos de identificarse con esta fiesta de orígenes prerromanos”.

El libro, de 210 páginas, una visión heterogénea del ritual, esta promovido por la Asociación Cultural Amanecer de Aliste, con el apoyo del Ayuntamiento y Diputación de Zamora con la aportación de testimonios de 95 personas, entre ellas, algunos de quienes dieron vida a los once personajes hace ya medio siglo.

El Museo Etnográfico de Castilla y León acogía ayer la presentación con la participación de Jesús María Prada Saavedra (Diputado de Educación, Cultura y Turismo), Germán Matellán Fernández (alcalde de Riofrío), Isaac Macho (Amanecer de Aliste) y Juan Francisco González (director del museo Casa de los Carochos), dentro de la Exposición “Máscaras en Acción: Los Carochos 50 años”.

Lejos de pensar que “dejó de celebrarse en los años 60 por falta de jóvenes, pensamos que estuvo más bien motivada por la pérdida de identidad de la generación anterior y la negación de los valores de la cultura popular del momento”.

Así llegaron en los 70 “jóvenes que volvían a reivindicar la vida de sus antepasados y se sentían honrados de pertenecer a la sociedad en la que habían nacido y crecido”.

Los Carochos, de gala

Autoridades, vecinos y expertos en etnografía coinciden en señalar que ahora el objetivo: “Es y debe de ser mantener viva la tradición de Los Carochos y para ello la mejor manera es seguir trasmitiendo los valores y costumbres de abuelos a nietos y de padres a hijos, para garantizar su supervivencia y que puedan disfrutar las ancestrales tradiciones las generaciones venideras”.

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Carochos de Riofrío 2019 La Opinión de Zamora

Eran tiempos aquellos de éxodos rurales obligados: “En esta tierra de cultivo sin hierba ni margaritas, irrumpe un puñado de estudiantes que habían mamado de sus padres los valores de la familia, la educación, el concejo y la vida comunitaria. Unas creencias que habían podido contrastar en colegios y universidades y que, sin duda, creían a pies juntillas que debían seguir formando partes de sus códigos éticos. Aquellos mozos, la mayoría jóvenes del pueblo, no quisieron renunciar a una de sus raíces y a aquel toque de campana se entregaron otras mujeres y hombres que entendieron que la vida sólo se vive una vez”.

La Corporación Municipal de Riofrío, presidida por el entonces alcalde Casimiro Rodríguez Morán, acordó por unanimidad el día 21 de enero de 2001 solicitar la declaración de Los Carochos como Fiesta de Interés Turístico Regional, distintivo que le fue concedido el día 22 de julio de 2002 por la Consejería de Comercio, Industria y Turismo de la Junta de Castilla y León. En estos momento el Ayuntamiento tramita su declaración con Fiesta de Interés Nacional.

Ópera rural en julio

Riofrío y Alcañices acogerán los días 27 y 28 de julio de 2022, a las 20.30 horas, –dentro de la conmemoración de los 50 años de la recuperación de la mascarada de Los Carochos–, la representación de la ópera rural de La Obisparra , una fusión de las tradiciones folclóricas zamoranas con el género lírico que contará con el protagonismo de Lola Casariego.

La obra está escrita y dirigida por Daniel Blanco Albert, con raíces alistanas (Palazuelo de las Cuevas) y fue estrenada el 14 de marzo de 2016 en el Conservatorio de Birmingham (Inglaterra), luciendo músicos, actores y mezzosopranos la indumentaria y enseres diabólicos de Los Carochos cedidos por el Ayuntamiento de Riofrío.

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Los carochos de Riofrío de Aliste La Opinión de Zamora

La Real Chancillería de Valladolid alberga un antiguo manuscrito del día 22 de agosto de 1550, de Roberto Tola, primer documento donde se habla de mascaradas en Aliste, haciendo referencia al Pajarico, una tradición que 472 años después sigue celebrándose con los Caballicos y Zamarrones en la localidad fronteriza de Villarino tras la Sierra.

Los expertos en mascaradas

Juan Francisco Blanco González, mayor experto en mascaradas asevera: “Fue una generación maldita, algunos no encontraron su camino, los más siguieron la senda que tenían marcada, hoy son felices padres de familia y sus hijos siguen la tradición y son los Carochos del siglo XXI”.

Alberto Jambrina y José Juan Mezquita aseveran que: “En esta fiesta ritual existe un nomadismo de los sonidos, el cortejo viene de lejos y se va. Hay sonidos simbólicos que prácticamente son visuales como tocar el corcho”.

Además: “El sonido del tamboril en matrimonio con las castañuelas, el tolón tollón de los cencerros y el restrallar metódico de las tenazas son tres de las notas diferenciadas más apreciables de la fiesta de Los Carochos. En el Baile del Sagrao la música la ponían las tocadoras (mujeres) y se baila el baile llano alistano”.

Natalia del Río González lo tiene muy claro: “Los Carochos unen al pueblo de Riofrío en todos a una, y eso, en estos tiempos en los que los individualismos están muy instaurados es algo increíble. Mi gratitud eterna a quien formó, forma y formará parte de la mascarada”.

"Los Carochos con todo lo que eso significa para quienes nacimos en Riofrío"

Adrián Chimeno cree que: “Para Riofrío Los Carochos no son sólo una mascarada, sino una seña de identidad” y el veterano Eloy Blanco es muy agradecido: “Nunca olvidaremos la herencia de nuestros padres que nos dejaron la fiesta de Los Carochos con todo lo que eso significa para quienes nacimos en Riofrío”.

Por su parte Miguel Casado señala: “Es una tradición con arraigo social que forma parte de nuestras raíces. A pesar de los inconvenientes de la fecha y de que cada vez hay menos jóvenes en el pueblo, tenemos que luchar a toda costa por mantenerla”.

Para Cristina García Rodero: “Se necesita mucha fuerza y muchos deseos para hacer revivir una tradición ya perdida, y mucho amor, convicción y entrega para que continúe y generosidad para hacer que el pueblo lo disfrute y los pequeños vean a sus padres felices para continuar ellos con la tradición”.

Santos Pérez Blanco, tuvo el honor dar vida al primer Diablo Grande que lideró el resurgir de Los Carochos allá por 1972: “La emoción del momento omitió el preceptivo y duro entrenamiento de estirar las tenazas durante los días previos, un instrumento que elaboró mi padre en su carpintería familiar, sin tener en cuenta el arduo y trabajo pesado de llevar las tenazas”.

Ángel Antón Morán fue Diablo Grande a finales del siglo XX mientras estaba estudiando la carrera en Salamanca y como no podía ir la pueblo a menudo opto por llevarse las tenazas a la ciudad universitaria y a partir de las 12 de la noche, cuando apenas había gene en las calles.

Según su testimonio: “Bajaba con mi amigo y compañero de piso, Tomas, al Campus Unamuno a echar las oportunas embestidas y los vecinos al oír estallar las tenazas se asomaban a las ventanas con estupor para ver la insólita escena” e incluso otra noche fueron a la zona de copas donde los heavy metal dejaron de bailar rock para saltar al son del abrir y cerrar de las tenazas”.