El oeste sufre de despoblación severa. Más allá de la Vía de la Plata y hasta Portugal, Zamora está aún más vacía: es el epítome de la asfixia poblacional que la provincia arrastra desde hace un siglo.

La mitad oeste de Zamora cuenta con apenas 6 habitantes por kilometro cuadrado. Una cifra lejana a los casi 16 habitantes que resultan de la media provincial, en donde los tres principales núcleos tiran hacia arriba: Zamora capital, Benavente y Toro invisibilizan la despoblación del oeste en los datos oficiales.

La realidad de comarcas vacías como Aliste, Sayago o la Alta Sanabria es más que conocida entre los zamoranos, pero no se refleja en los informes que llegan a manos de Europa, en donde ningún territorio perteneciente a Zamora está considerado “zona muy escasamente poblada”, calificación que se adquiere a partir de los 8 habitantes por kilómetro cuadrado o menos, señalan las asociaciones detrás del reconocimiento de la Franja Céltica.

De ser así, parte del territorio de Zamora pasaría a ser elegible para líneas de ayudas directas procedentes de Europa que podrían suponer una nueva oportunidad.

La NUT no administrativa de la Franja Céltica agrupa los municipios través del factor demográfico.

La despoblación debe dejar de medirse con la provincia como unidad de medida, reivindican las asociaciones detrás del movimiento, que batallan por visibilizar la región funcional de la Franja Céltica, en la que se incluiría todo el oeste de la provincia de Zamora junto con otras cinco.

La Vía de la Plata es la gran línea que delimita la Franja Céltica desde Badajoz hasta Ourense y que quiere ser reconocida como “región funcional”, una unidad territorial al margen de la ordenación provincial y autonómica. Y es que la densidad de población es un problema ajeno a las divisiones territoriales.

Por su parte, las asociaciones reclaman que la delimitación provincial y autonómica no ayuda a paliar la situación, sino a invisibilizarla. Sin embargo, en la Franja Céltica se comprimen territorios de seis provincias y tres comunidades autónomas con el objetivo de sobrevivir.

Bajo los ojos de Europa

El Defensor del Pueblo ya ha avalado la existencia de la Franja Céltica como una de las dos NUTS “no administrativas” que existen en España con una densidad inferior a 8 habitantes por kilómetro cuadrado, línea roja fijada desde Europa para considerar a un territorio como prioritario.

La NUT no administrativa es “una forma de medir” al margen de las divisiones territoriales convencionales, explica Pilar Burillo, la investigadora que ha delimitado la Franja Céltica en uno de sus estudios.

Una NUT no administrativa se forma agregando unidades administrativas más pequeñas que las NUTS contiguas existentes, es decir, las comunidades autónomas, (NUT 2) o provincias (NUT 3). La NUT no administrativa de la Franja Céltica utiliza los municipios, que agrupa a través de un factor común “en este caso, el demográfico”, ejemplifica Burillo.

De la Franja Céltica, Zamora es la zona con menor densidad: solo 6,23 habitantes por kilómetro cuadrado

En su paso por Zamora, la Franja Céltica va desde Porto de Sanabria hasta el sur y llega hasta municipios de Tierra del Vino en su parte más al este. Una ordenación al margen de particiones provinciales y regionales que agrupa los municipios en torno a una característica determinante: su densidad de población, siempre por debajo de las 12,5 personas.

Dentro de la Franja Céltica, el territorio perteneciente a Zamora es el que desprende las peores cifras: 6,23 habitantes por kilómetro cuadrado según los últimos datos actualizados por Burillo. Primeros en densidad de lobos, últimos en población. La media total de la franja es de 7,86 habitantes por kilómetro cuadrado.

Más allá de Zamora, la Franja Céltica aparece representada en el mapa como una gran mancha roja: desde Badajoz hasta Orense, la parte oeste de La Vía de la Plata tiene una densidad media de menos de 8 habitantes por kilómetro cuadrado. Los territorios castellanoleoneses incluidos dentro de la Franja Céltica son los que peor parados salen: a Zamora le sigue León con un 6,95 en densidad y Salamanca con 7,47. Por encima de la línea roja de los 8 habitantes por kilómetro cuadrado –pero aún por debajo de los 12,5– se sitúa Ourense con escasos 9,03 habitantes por kilómetro cuadrado. Cáceres tiene 9,27 y Badajoz 12,01.

La Franja Céltica se encuentra “mucho peor” que su hermana mayor, la Serranía Celtibérica, identificada en 2012 como la primera “zona escasamente poblada de España” y a la que ahora la Franja Céltica pulveriza en cifras, según Pilar Burillo. Una catástrofe demográfica que se articula entre la Vía de la Plata y Portugal y que debe ser reconocida a los ojos europeos.

¿Qué pasaría de ser reconocida como ente territorial?

“Hay ayudas directas por ser territorios desfavorecidos”, explica la investigadora Pilar Burillo sobre las consecuencias que traería el reconocimiento de la Franja Céltica. Un ejemplo es Laponia, una región que recibe líneas de ayudas específicas que –teóricamente– también se destinarían a la franja. Y es que son dos los motivos principales por los que se consideraría que este territorio está en situación de “catástrofe demográfica”, apunta Burillo: primero, tiene una densidad de población menor a 8 habitantes por kilómetro cuadrado, y segundo, hay un PIB per cápita de menos del 75% de media de la Unión Europea. En la supuesta Franja Céltica, ambos requisitos se cumplirían. Esto dejaría exenciones fiscales de hasta el 35% para empresas, por ejemplo, señala Burillo sobre algunas de las repercusiones. Además, se podría acceder a recursos para la cohesión económica, social y territorial en mayor medida, con el objetivo de reducir las disparidades entre territorios y cumplir con el principio de igualdad de oportunidades.