El cementerio de Argusino vuelve a aflorar sobre las aguas del embalse de Almendra. La bajada del nivel de la presa ha sacado de nuevo a la luz los restos del camposanto, la parte más alta del pueblo sayagués que desapareció en 1967 al ser anegado por las aguas.

El resurgimiento de los restos de Argusino es todo un acontecimiento sentimental para los hijos y descendientes de este pueblo de la comarca de Sayago. La última vez que se pudo ver el cementerio fue en 2019 y 2017.

Han pasasdo 54 años desde que los habitantes de Argusino se vieran obligados a abandonar su pueblo definitivamente, sin embargo los vecinos y descendientes no se resisten a que sus raíces queden definitvamente en el olvido. Por eso los resquicios de una vida pasada vuelven a emerger cuando la cota del embalse se sitúa en niveles bajos. Con apenas el 41,1% de agua embalsada (el equivalente a 1.089hm3 de los 2.649hm3 que tiene de capacidad), la presa ha vuelto a dar un pequeño descanso a un municipio condenado a descansar sobre la mansa agua embalsada del Tormes.  

Más allá de las cortinas y del camino de acceso al pueblo, el símbolo más importante y que aún se mantiene mínimamente en pie, como es el cementerio, ha emergido finalmente de las aguas como ya hiciera en 2019 y 2017. Una oportunidad más para que los argusinejos visiten y rememoren una vida que quedó enterrada bajo una capa de hormigón y que les impidió hasta velas a sus difuntos. 

Hoy, ya casi un mes después del Día de los Santos, el cementerio de Argusino regresa a la vida y los restos de las paredes del que en su día fue camposanto vuelven a recomponerse con las cruces marcadas por los propios descendientes para indicar el lugar en el que descansan sus parientes. Una estampa que coronan las flores que varios de los sayagueses ya se han acercado a depositar.