Un ganadero de Torrefrades ha perdido 19 ovejas en un ataque de lobos ocurrido durante la madrugada del viernes. Esta explotación se encuentra a unos cinco kilómetros en línea recta de la ganadería de Gamones que el día anterior perdió 29 animales en las mismas circunstancias. El cánido hostiga a una comarca, Sayago, donde tradicionalmente se ha practicado el pastoreo en extensivo del ovino de carne, “según los que gobiernan, el modelo de ganadería más sostenible y sano, pero en lugar de protegernos a nosotros protegen al lobo, y así nos están echando del campo, las dos cosas son incompatibles”, sentenciaba ayer Antonio Manzano, el dueño de la explotación de Torrefrades que recibió la visita del predador.

Las 19 ovejas murieron por mordeduras del lobo, “una auténtica matanza, ¿estos animales no le dan pena a los ecologistas que defienden al lobo?”, asevera el ganadero. Se trata de animales de la raza autóctona Castellana, en peligro de extinción. Todas las muertas estaban embarazadas, por lo que además de las 19 ovejas ha perdido otros tantos corderos que no venderá. “Te pasas el año trabajando, y cuando llega la Navidad, que es cuando puedes ganar dos duros, va y pasa esto”, lamenta Antonio. Diciembre es el mes en el que el los lechazos alcanza mejores precios para los productores.

El ganadero retira otra oveja muerta en el ataque de Torrefrades. | Emilio Fraile

Esta familia de Torrefrades poseía unas 500 ovejas antes del ataque, la mitad de ellas se encontraban estabuladas por haber parido o estar próximas al parto. El resto, aún en estado de gestación, permanecían al aire libre.

El ganadero temía ayer que en los próximos días perezcan más animales a causa del ataque ocurrido el viernes. “No me ha dado tiempo de mirarlas una por una, porque hemos estado quitando las muertas, pero como mínimo hay dos que no comen”, explicaba al mediodía.

El peligro que supone el lobo ibérico es un factor más que desanima a los jóvenes a apostar por el ovino, un sector del campo que, a pesar de su gran peso en la economía de la provincia de Zamora, tiene serias dificultades para asegurar el relevo generacional. La familia de Antonio es un buen ejemplo de ello: “tengo un hijo que trabaja repartiendo bombonas de butano, yo me quiero jubilar y que él se quede con la ganadería, pero cosas como la de hoy le echan para atrás, y con razón, al final las tendré que vender”, afirma.

“Dicen que hay una manada en un monte de Almeida, y no va a parar aquí. Como no dejan matar ni un lobo lo que pasó en Gáname y esto de aquí se irá repitiendo en otros pueblos de la zona. Alguna solución nos tendrán que dar, además de ayudas”, añade el pastor. 

Mordedura de lobo en una oveja en Torrefrades. | Emilio Fraile

Los trabajadores de Medio Ambiente certificaron que el lobo había sido el perpetrador del ataque ocurrido en Torrefrades. La Junta de Castilla y León “no suele tardar en pagar las indemnizaciones, eso te permite recoger parte del agua derramada, pero no lo compensa todo”, afirma el ganadero. Tiene experiencia solicitando las indemnizaciones, ya que no es la primera vez que el cánido entra en su explotación.

Al sur del Duero las indemnizaciones las paga la propia Administración autonómica, ya que el lobo era una especie protegida en ese territorio con anterioridad a la decisión de la ministra Teresa Ribera de incluir a la especie en el listado Lespre. Al norte, sin embargo, los ganaderos con explotaciones ubicadas en las reservas regionales están en un “limbo jurídico”, y ni la Junta ni el Ministerio se han hecho cargo de los pagos –por ahora– de los ataques que vienen ocurriendo desde el 22 de septiembre. Dentro de las reservas las explotaciones carecen de seguro porque las indemnizaciones las venía pagando la Junta que gestiona los aprovechamientos cinegéticos en estos espacios, como la Sierra de la Culebra o las Lagunas de Villafáfila.